La Paz

Más fuerte que nunca


Lotes de ensueño, alumbrado, drenaje y sobre todo, “los paisajes más bellos de la ciudad”. En 1931 nacía una colonia residencial que prometía la utopía de la urbanización: La Paz.

El cerro de Centepec (que significa “cerro único”) es el coloso sobre el que se fundó este sueño y durante siglos fue testigo de algunos de los momentos más importantes o curiosos de la ciudad: desde su segundo bautizo en 1613 como cerro de San Juan tras las desventuras del capitán Gaspar de Jimena, hasta el instante en el que Porfirio Díaz mandó encender unos bastidores con mantas empapadas en trementina para marcar el inicio de lo que sería la famosa Batalla del 2 de abril de 1867, aquella en la que recobró la ciudad de las fuerzas de la Segunda Intervención Francesa.

Desde su concepción, pasando por sus años dorados en las décadas entre los 40 y 60, hasta la actualidad, hay características de La Paz que la hacen única: sus increíbles vistas, su cercanía con otras áreas de la ciudad, la traza que se ha mantenido prácticamente intacta por casi cuatro siglos y esa exquisita relación que tiene con la arquitectura.

Como toda colonia, ha tenido momentos de grandeza y épocas difíciles, pero si la década pasada ya anunciaba su renacimiento, los últimos años han probado que La Paz está más fuerte que nunca.

Restaurantes, bares, galerías y tiendas con propuestas innovadoras se han ido asentando en el antiguo Centepec, generando poco a poco un estilo de vida muy particular en Puebla. Uno en el que la tradición y las últimas tendencias no sólo conviven, sino que hoy por hoy, no se comprende una sin la otra.

Para esta edición decidimos voltear a ver a los lugares y personas que, como la trementina, encienden a esta zona de la ciudad.

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