Por supuesto que es imposible hablar de Karma Bagels, sin mencionar a Erika Pérez, la mujer detrás de este y otros proyectos que se han vuelto icónicos en Puebla. “Muchas personas me preguntan que si es difícil llegar hasta aquí; la verdad amo mi trabajo, estoy enamorada de mi lugar, de los bagels, de mi equipo. He pasado por mucho aprendizaje, cerrado muchos negocios y cada uno de ellos me ha aportado algo. Aquí seguimos y mientras el país aguante, aquí estaremos.” nos dice, con mucho orgullo, Erika.
“Aquí en Cholula empecé con Karma Bagels, pero se llamaba El Maguey. Ahí sólo tenía 500 pesos de lo que me daban para mi semana y lo invertí en comprar unos bagels. Junté a unas amigas, les di a probar para ver cómo sabían, les gustó y al día siguiente me fui a vender a la juguería de un amigo; le dije: ‘yo puedo vender mis bagels, tú tus jugos y hacemos un muy buen complemento (…). Estuve ahí un año y me independicé con $5 mil pesos que ahorré. Todo el mismo día que comenzaba mi maestría en mercadotecnia y negocios”.
A partir de ahí, solo fue cuestión de tiempo, mucho sabor y aún más esfuerzo para que este lugar se ganara un espacio en el corazón de sus comensales. “Lo llamé Karma porque es la única ley que sigo en mi vida, lo que haces se te regresa, así de sencillo.” Y sobre decirlo, en Karma hicieron las cosas bastante bien.
“Soy originaria de Tijuana y llegué a Cholula a estudiar. En esa época Tijuana era muy violenta, comenzó esta guerra entre cárteles y de pronto una ciudad muy tranquila empezó a desmoronarse. No era un ambiente donde yo quería estar. Entonces decidí buscar un lugar más tranquilo y encontré Cholula.”
En 20 años Cholula ha experimentado grandes cambios. En la última década ha comenzado a despegar como una capital cervecera; se ha vuelto una pieza importante de la vida nocturna en Puebla; ha perfeccionado e incrementado su propuesta gastronómica, tanto así que en esta vieja ciudad habitan espacios dedicados tanto a la comida local como a la de otros rincones del mundo.