Miguel Íñigo es un apasionado de la historia de su ciudad, el orgullo que siente es más que evidente. Esa pasión por Puebla lo llevó a abrir junto con su socio, Rodrigo Lezama, Áttico 303, un espacio en el que buscan demostrar todo lo que les enorgullece del pasado, el presente y el futuro de la ciudad. Enmarcado en la mejor vista que se puede tener de la catedral de Puebla.
“Yo me imagino que cuando se empezó a construir la catedral, ha de haber sido el edificio más impactante de la época. Attico 303 se trata de enamorarnos del Centro de nuevo y enorgullecernos de él”, concluye mientras observa el imponente edificio.
Lo anterior hace que resulte natural la recomendación de los creadores de este restaurante, un espacio vinculado profundamente con la historia de Puebla: la Biblioteca Palafoxiana.
“Es uno de los pocos lugares en México que tiene una conexión de ese tipo con la historia mundial. Responde al nombre de la persona que trajo toda esa colección de libros: Juan de Palafox y Mendoza. Precisamente en este intento de traer la cultura al nuevo mundo –porque por orden real no podían traer la imprenta a México– empezó a traer barcos llenos de libros. Hay ejemplares que todas las copias en Europa fueron quemadas por la inquisición y las únicas que sobrevivieron están aquí: libros que no hay en ninguna otra parte del mundo”.
“Por los $25 pesos que cuesta la visita, cualquier persona que viene a Puebla o que vive en ella no verá algo similar en ninguna parte del país, de América Latina o de América en general”.
“Lo que más me gusta del Centro Histórico es que todos los días descubres algo nuevo, todos los días tienes muchísimas cosas por ver. Puedes caminar, voltear hacia arriba y ver un balcón diferente, una cornisa diferente, un elemento arquitectónico que nunca habías visto; texturas, materiales, composiciones arquitectónicas de todo tipo”. Daniela Calderón es una auténtica enamorada de este barrio; su trabajo en la Gerencia del Centro Histórico es la muestra más clara de ello.
“Puebla es una ciudad rica en todos los sentidos: arquitectónico, gastronómico, artístico y cultural. Es una ciudad que tiene casi 486 años y no acaba de sorprendernos, de formarse y de entender esta composición entre la traza, la gastronomía, la cultura, la arquitectura y todo lo que te puedas imaginar”.