Las 4 estaciones de Lyrata

Que la vida siempre sea buena

Las 4 estaciones de Lyrata

Una mesa con un mantel y flores en una banqueta cholulteca. La imagen reconforta y desconcierta. Algo tan cuidado, tan pensado para hacer sentir bien, pero al mismo tiempo, en medio de un escenario urbano, con el asfalto y la calle de fondo. No se trata sólo de una instalación o un detalle, es una declaración de principios por parte de Lyrata.

La semana pasada el restaurante creado por Abigail González e Iliana Tirado cumplió dos años y la pareja decidió celebrar con un brunch que representaba una vuelta a sus orígenes y especíales en los que se presenta el menú de primavera. Porque sí, el cumpleaños de Lyrata viene con la primavera y en esta ocasión, además de celebrar, Abi e Illy quieren hacerle saber al mundo quiénes son y por qué hacen lo que hacen.

Han sido dos años complejos, por decir lo menos. Como cualquier restaurante, ha sido un trayecto muy difícil en el que se mezclan la frustración, el estrés, la pasión, la disciplina y la suerte. Por lo mismo, ha sido un proceso muy personal para sus creadoras. Es inevitable. “Esta vez quise disfrutar un poco más y darle a la gente una semana de aniversario. Ya estamos más contentas y menos estresadas. Ahora la idea es disfrutar lo que hacemos”, me contó Abigail cuando me senté a platicar con ellas unos días antes del primer festejo. Es en esta entrevista que nos damos cuenta que a lo largo de estos últimos dos años nos hemos sentado a platicar (porque nuestros diálogos terminan trascendiendo su objetivo inicial) en cada estación, algo muy apto para un espacio cuyo aniversario es en primavera. Así, y al igual que el árbol que les da nombre, las hemos visto crecer, cambiar de follaje y renacer.

“Esta vez quise disfrutar un poco más y darle a la gente una semana de aniversario. Ya estamos más contentas y menos estresadas. Ahora la idea es disfrutar lo que hacemos”
Abigail González

Verano: las vacaciones eternas

Nuestro primer encuentro fue en junio de 2023, era verano. Cuando un mes antes hicimos el primer episodio de “Buscando la Pasta Perfecta”, uno de los lugares más mencionados en los comentarios era un restaurante que tenía poco de haber abierto sus puertas en Cholula: Lyrata.

Aquel segundo episodio nos llevó a conocer un lugar pequeño, puesto con cariño y que en aquel video Luis (nuestro director editorial) describió como “un espacio precioso, en donde el menú está siempre en cambio, utilizando productos locales, fresquitos y de temporada”. Probamos tres pastas que se mostraban con grandes intenciones: un tortellini en salsa de tomate cherry y burrata, tagliatelle en salsa de hongos y ravioli cacio e pepe. Todo acompañado de un Aperol Spritz. Los platillos y tragos sin duda eran ricos, pero aún faltaba algo, era como si los sabores estuvieran a punto de embonar pero no lo hubieran logrado del todo. La presentación era fastuosa: un burrata generosa cubría a los tortellinis en un plato que claramente provenía de una vajilla familiar y tres camarones gigantes al grill con limón eureka coronaban al ravioli con sendas rebanadas de queso pecorino. Todo era suntuoso, exquisito.

Las pastas y el Aperol Spritz que probamos cuando grabamos el episodio de “Buscando la pasta perfecta” con Lyrata.

Y bastaba alzar la mirada para ver que había algo más en este lugar: un disco de vinilo del legendario Horses de Patti Smith colgaba de una pared a manera de altar, una bandera LGBT descansaba discreta en una de las plantas y un pizarrón anunciaba los especiales del día en la barra. Era como estar en casa de unas amigas que aún no conocíamos.

Poco sabíamos en aquel momento de lo que había detrás de todo esto: Abigail, originaria de Tecamachalco, había estudiado gastronomía en el ISU y desde muy joven empezó a trabajar en todo lo que se puede hacer en un restaurante “hice de todo: fui barman, fui mesera, hice pasta fresca…lo que aprendías en la escuela lo aplicaba viendo al chef o al sous”; y cuando lo anterior no funcionó, probó suerte con las farmaceúticas y con su otra pasión: los animales. “Si no hubiese sido chef, habría sido veterinaria”. Por su parte, Iliana proviene de una larga tradición de educadores: “fui maestra de preescolar durante 10 años”. Esta licenciada en educación también hizo de todo: además de su trabajo en escuelas, fue niñera, representante de marcas de cerveza y sommelier.

Fue justo un verano, pero de 2021, en el que se sembró la semilla de lo que después resultaría Lyrata. Abi e Illy llevaban ya unos años saliendo y descubriendo que lo que más las unía era la buena vida: buena comida, buena bebida, buenos viajes. La pandemia que nos encerró a todos hizo que la pareja eventualmente buscara un escape: Puerto Escondido. Allá, Abi descubrió que quería transportar esa sensación de vacaciones, de disfrute perpetuo, a su día a día. “Dije: ‘yo quiero vivir así siempre. Cuando regresemos vamos a buscar un lugar’. Yo lo dije ahí, así muy volátil. Pensé: lo que me sobra es tiempo y yo quiero hacer algo. Todos nuestros amigos y familia nos decían que hiciéramos algo con ese talento. Y pues se nos hizo fácil pensar que poner un restaurante era algo divertido”. La realidad vendría después.

A su regreso y con el apoyo de la familia de ambas, es que el proyecto Lyrata se puso en marcha.

“Dije: ‘yo quiero vivir así siempre. Cuando regresemos vamos a buscar un lugar’. Yo lo dije ahí, así muy volátil. Pensé: lo que me sobra es tiempo y yo quiero hacer algo. Todos nuestros amigos y familia nos decían que hiciéramos algo con ese talento. Y pues se nos hizo fácil pensar que poner un restaurante era algo divertido.”
Abigail González

Otoño: martinis, cambios y estrés

El otoño de 2023 me puso de nuevo en la mesa con Illy y Abi. En aquel entonces no llegué a ellas buscando la pasta perfecta ni por trabajo, quería que mi marido probara el que para ese momento se había convertido en uno de los restaurantes que más ruido estaba generando en Puebla y Cholula.

El espacio había adquirido mucha más personalidad: el doble de plantas flanqueaban el restaurante, botellas de vino vacías con velas derretidas iluminaban la barra, al disco de Patti Smith le acompañaban ahora otros 3 y la vajilla tenía más platos familiares.

Pero no sólo el lugar, los platillos habían encontrado también una personalidad propia: un orzo cacio e pepe con picaña a las brasas y una costilla mostraban la habilidad de Abi para tomar ingrediente con una energía tan masculina como la carne, y presentarlo con una delicadeza y exquisitez únicas. Por su parte, Illy nos presentó por primera vez con el que al día de hoy sigo considerando el mejor martini sucio de esta ciudad. Fue ese el primer momento en el que entendí la que Abi después me describiría después como la misión de Lyrata: “hacer sentir a la gente en su mejor momento”.

El mejor martini sucio de Puebla y Cholula y el orzo cacio e pepe con picaña a las brasas.

Al finalizar la cena ambas nos acompañaron con un martini y pudimos entender otra cosa del restaurante: estas mesas no eran sólo espacios para comensales, eran una extensión de la casa de ambas. Y aquella dinámica que dio inicio a Lyrata en la que Abi e Illy cocinaban y preparaban tragos para amigos y familiares, se había extendido ahora a toda la ciudad. 

Y así como en este momento estaban dando el siguiente paso en su restaurante, en el otoño de 2021 Abi e Illy estaban dando justo los siguientes pasos para convertir el local que habían encontrado en esa extensión de su casa. Aún no había nombre, aún no había concepto, pero sí un proyecto en marcha. “Si no había nada ¿Cómo sabían lo que querían?”, les pregunté. “Por mero instinto de ambas”, me contestó Iliana, “Fueron noches de no dormir, quedarnos hasta la madrugada pensando en qué íbamos a hacer. Vivimos un estrés al máximo”.

Invierno: madres, abuelas e hijas

Nuestros siguientes encuentros se dieron durante el invierno. Los primeros motivos fueron personales: celebrar aniversarios y cumpleaños, algo para lo que hasta el día de hoy mucha gente elige Lyrata. Pero también de trabajo: Lyrata tenía que entrar sí o sí a la edición 2024 de Foodie Week de Guía oca y había que planearlo.

La ocasión coincidía con los experimentos gastronómicos de Abi en la cocina. Los quesos, los vinos, la trufa y el caviar volaban alrededor de su carta y quería asentarse en ella. Y no era casualidad. Por un lado la chef había buscado jugar con algunos de estos ingredientes, pero por el otro, el restaurante había llamado la atención no sólo de comensales y foodies, sino también de proveedores. “No sé cómo, pero los proveedores se han acercado a nosotros y son una fuente de inspiración. De verdad que hay alguien que se acercó y nos dijo  ‘oigan, quieren una muestra de caviar, quieren una muestra de trufa’, y de ahí es como, no sé, azares del destino. Porque a lo mejor inspiran química o también así como nosotros buscamos lo que queremos, ellos también nos encuentran a nosotros”.

La inspiración y esta temporada del año suelen ir de la mano con las Lyrata. El invierno que dio paso de 2021 a 2022 vio las presiones para abrir el restaurante aumentar: seguían sin nombre ni menú. Pero como con mucho en la vida de Abi e Illy, fueron sus madres y abuelas las que dieron la guía. De hecho, casi todo de lo que es Lyrata viene de un mundo femenino en el que las madres y particularmente las abuelas inspiran, construyen, le dan nombre a las cosas.

Fue la abuela de Iliana quien dio origen al nombre de Lyrata: “Yo le quería poner como mi abuelita, Raquel ¿qué le gusta a Raquel? A las abuelas les encantan las plantas, vamos a jugar entonces con el nombre de las plantas ¿Ficus? ¿Ficus Pandurata o Ficus Lyrata?”, mientras me contaba esta historia, Iliana señaló hacia un cartel en una de las paredes con una serie de ilustraciones de plantas y sus nombres científicos ¿Y por qué el nombre científico? Porque nieta e hija de maestras al fin y al cabo.

Ficus Lyrata
“Desde niña decía que quería cocinar. Decía: ‘quiero cocinar con mi abuela, quiero cocinar con mi mamá’. Llegaba de la escuela y ayudaba a mi mamá a hacer la comida, los viernes eran especiales, porque cocinaba con mi abuela, eran los días que ella estaba con nosotros y aprendía mucho. Igual está trillado, ¿no? Pero pues yo viví con mi abuela los últimos años de su vida”
Abigail González

Y es entonces cuando uno se da cuenta de por qué Lyrata se siente tan íntimo: más allá del gusto por compartir la buena vida, más allá del diseño entre verdes y mármol, están las abuelas de Abi e Illy en cada detalle del espacio. “Ellas están acá, están en todo”.

No sólo es el nombre: son los muebles, la vajilla, la cristalería de sus respectivas abuelas. Pero también son los platillos, las técnicas, las historias.

“Desde niña decía que quería cocinar. Decía: ‘quiero cocinar con mi abuela, quiero cocinar con mi mamá’. Llegaba de la escuela y ayudaba a mi mamá a hacer la comida, los viernes eran especiales, porque cocinaba con mi abuela, eran los días que ella estaba con nosotros y aprendía mucho. Igual está trillado, ¿no? Pero pues yo viví con mi abuela los últimos años de su vida”. De su abuela y su madre Abi recuerda no sólo su amor por cocinar, sino por la cocina mexicana y por experimentar, por conocer. 

De su madre, Iliana retoma su amor por el servicio. “Si tú conoces a mi mamá, ella es como de que: ‘dile que se siente, ofrécele algo, dale algo’. Y así siempre ha sido en mi casa. A todo mundo, a quien vaya, así los tratamos. ‘¿No quieres otra copa de vino? El vaso ya está vacío. ¿No quieres otra copita? Nos echamos otra copita”. Esto explica por qué, desde los 6 años, Iliana ya estaba detrás de una barra. “Yo le preparaba las cubas a mis tíos”.

“Si tú conoces a mi mamá, ella es como de que: ‘dile que se siente, ofrécele algo, dale algo’. Y así siempre ha sido en mi casa. A todo mundo, a quien vaya, así los tratamos. ‘¿No quieres otra copa de vino? El vaso ya está vacío. ¿No quieres otra copita? Nos echamos otra copita. Yo le preparaba las cubas a mis tíos”
Iliana Tirado

Escuchando la historia de las mujeres que las ayudaron a ser quiénes son, es que Lyrata se comprende todavía más. Mujeres que les enseñaron a sus hijas y a sus nietas que la buena vida está en los detalles: un plato bonito, ofrecerle una copa más a tu invitado, una planta que le dé vida al lugar, darle algo bueno a alguien. De nuevo, hacerlos sentir en su mejor momento.

Y esa energía tan femenina, tan familiar es la que ha hecho que muchos conectemos con Lyrata. Es por eso que queremos celebrar cosas ahí, que llevamos a nuestra familia, amigos, que queremos recordar por qué la vida no sólo tiene que ser vida, sino buena vida.

Primavera: la puerta está abierta

La primavera siempre ha traído mucho para Lyrata: trajo desde el día en el que abrieron sus puertas en 2022 (si la matemática no da, ellas consideran 2023 como el verdadero primer año de Lyrata) hasta una pandemia en 2020 que nos encerró a todos y que acabaría por sembrar la semilla de lo que sería este proyecto. Nos trajo en 2024 uno de los momentos clave del restaurante, cuando se convirtieron en uno de los espacios que más menús vendió durante la Foodie Week de aquel año, que Abi e Illy presentaron dos menús que consolidaron el espíritu del restaurante. Y nos trae ahora a 2025, que sus creadoras pueden ver con mayor tranquilidad y distancia su trabajo.

“La idea de Lyrata se fue formando poco a poco. Porque de lo que iniciamos a ahora, somos totalmente diferentes”, me dijo hace unos meses Iliana, refiriéndose a cómo el espacio había iniciado enfocándose en desayunos y brunchs en contraste con lo que son hoy en día. 

Capelli Caccio e Pepe & Quenelle de caviar danés y Iron Steak con puré de camote y jus de vermouth, ambos parte del menú que Lyrata presentó en la edición 2024 de Foodie Week.

Hace tan sólo unas semanas, Abigail ya podía contestar con mucha más serenidad y seguridad: “Quiero que la gente pruebe cosas que a veces no se atreven porque piensas que son muy caras. Nos han hecho pensar que ingredientes como el caviar o la trufa no son para la gente común o que es para un estatus específico. Y yo creo que no, simplemente nos han formado una idea errónea de que puede ser carísimo pero realmente no. Yo lo he balanceado de una forma que puedes comerte una pasta con langosta o una pasta con caviar o con trufa o cualquier otro plato que tenga cualquier de esas tres cosas o quizá otras cosas más y que sea accesible”.

Sobre su menú de primavera, comenta Abigail: “Lo diseñé con base en mis gustos, en lo que creo que necesito cuando voy a comer a un lugar y cuando estoy de vacaciones. Los menús son de acuerdo a lo que yo quiero sentir, a lo que Illy quiere sentir, y siempre me imagino de vacaciones, porque es mi mejor momento, las vacaciones”.

Una pequeña muestra de lo que Lyrata tiene preparado para su menú de primavera.

Las vacaciones de primavera de Lyrata incluyen las pastas a las que ya nos han acostumbrado, pero, en palabras de Abi, “en este tiempo necesitas algo más fresco, disfrutarlo y que no estés sudando, vamos a sorprenderlos cada dos o tres semanas, vamos a tener como base un ravioli gigante que vamos a cambiar el ingrediente cada dos o tres semanas”. Y como cada temporada experimentan con un ingrediente, ahora es el momento de los arroces. “Quieres confort y comer rico, dije, este arroz meloso es como si yo estuviera hambrienta un viernes y pudiera llegar y probar ese arroz con el pulpo, la brasa, los mejillones, las conchas”. Este menú incluirá también un cheesecake con caviar que pareciera imposible, y sin embargo ahí está, voluptuoso en un plato.

Una primavera de 2022 Lyrata abrió sus puertas y esta primavera, esa puerta sigue abierta para quien, como yo, quiera encontrar un lugar en el que las pastas se sienten como un abrazo, en donde los martinis hacen que cualquier día malo se sienta como vacaciones, donde no hay mal que un vermut o un plato de mejillones no arregle, donde las botellas de vino son profundas en chisme y donde las abuelas nos observan desde los rincones más bonitos y seguro sonríen, viendo cómo las pequeñas cosas hacen de la vida una buena vida.

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