El Maíz Azul: El verdadero oro de México
De los maizales a los platos

Entre más comemos, más conocemos. Después de estos últimos años, podemos llegar a esa conclusión. Y es que en cada plato no sólo se materializan recetas y sabores; si ponemos atención, también encontraremos historias y tradiciones, casi en cada insumo.
Tal vez sea por su cotidianidad o tal vez por la falta de curiosidad; pero dentro del recetario mexicano hay un elemento que gozamos como ningún otro y desconocemos: el maíz azul. Uno de los tantos maíces pigmentados que habitan los cultivos del país. Un elemento que seguimos descubriendo, a pesar de que nos acompañó casi desde la época prehispánica y que nos sorprende a cada mordida, en cada uso nuevo que se le da.

A lo largo y ancho de los maizales de México, existen 60 variedades de maíz. El más consumido es el blanco, utilizado principalmente para masas y harinas, el cual representa un 91.5% de la producción nacional; el segundo puesto se lo lleva el maíz amarillo con un 8%, cuyo uso es en su mayoría como alimento para animales y en el área industrial; y finalmente el resto, el 0.5%, que representa a los demás colores; categoría en la que reina el azul.
De los más importantes del país y curiosamente de los menos consumidos hasta hace algunos años, el maíz azul le debe su color (aquella tonalidad que va entre el azul y morado) a las antocianinas que habitan en sus granos; mismas que le proveen propiedades nutracéuticas (que tiene funciones farmacéuticas pues) y antioxidantes, entre muchos otros beneficios para la salud: menos almidón e índice glucémico, más aminoácidos y ácidos grasos por ejemplo.