Comunidad y legado

Olga Méndez

Comunidad y legado

Olga Méndez es muchísimas cosas. Pero muchas en verdad. De profesión, contadora. Pero también, directora de los restaurantes La Noria y Restauro. Y como si lo anterior no fuera suficiente, es Presidenta por tercer año consecutivo de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC).

En cada una de las muchas cosas que es, Olga ha roto a lo largo de sus tres décadas de trayectoria algún paradigma. El primero fue muy joven, retando a su padre para, junto con sus otras dos hermanas, dejar el hogar familiar en Teziutlán para venir en 1985 a estudiar a la capital del Estado. “De repente dejas tu zona de comodidad, tu hogar; y aunque no me puedo quejar ya que nunca nos faltó qué comer, también crecimos con carencias. Era un hogar con una estricta formación por parte de mi papá. […] Pensábamos: ‘pues acá ¿qué haces?’. Estudias, terminas la prepa, te casas y ya…o tienes un poquito más de imaginación y le tiras a hacer cosas más grandes. Así es como decidimos venirnos a Puebla”, nos contó Olga durante los primeros días de esta primavera.

“Empecé a trabajar cuando estaba en cuarto semestre de contaduría y llegué al restaurante María Bonita como auxiliar contable”. Es en este espacio donde la entonces auxiliar de contabilidad, con sólo 20 años, se convierte en contadora, empezando a “hacer más cosas de las que me corresponden a mí y pues a buscar qué hacer […]. Era dar lo mejor de mí. Poco a poco voy ganando espacios, hasta que de repente me quedo al frente de la contabilidad, a ver temas más operativos, más administrativos…es ahí donde conozco a un grupo de personas que en 1992 formaban parte de La Noria y yo trabajaba en ambos espacios: La Noria y María Bonita. Iba lunes, miércoles y viernes a La Noria; martes, jueves y sábado al María Bonita. Aunque yo estaba de medio tiempo, no importaba, siempre les decía que yo trabajaba con resultados, entonces un día me podía quedar trabajando 10 horas para sacar una declaración anual o podía venir a trabajar 2 horas a ver nada más lo que acontecía y ya”.

Restauro, uno de los restaurantes de los que Olga es parte.

Olga terminaría viendo lo mejor y lo más complicado de un restaurante con La Noria. Desde cómo se opera un espacio gastronómico de alta categoría, hasta ver cómo hacer que sobreviva en sus mayores crisis, como la económica que atravesó nuestro país en 1994 cuando “tenías dos pesos y tenías que ver qué hacías con eso” o la actual, con la que la pandemia está obligando a muchos negocios a repensar su modelo.

En 2006 y gracias a su trabajo, se convierte en socia de La Noria, siendo la única mujer en este grupo, que en 2016 abrió un segundo restaurante: Restauro.

Lo anterior ha sido una constante a lo largo de su carrera. Ya sea desde el hogar familiar hasta los restaurantes que dirige, Olga ha hecho que su trabajo hable, alce la voz, en espacios dominados por hombres. Pero probablemente donde esto sea más notorio es su reciente nombramiento como presidenta de la CANIRAC, que se dio en 2018. En todo el tiempo que ha existido este organismo, Olga ha sido la segunda mujer al frente.

“No era un puesto que yo buscara. Nunca en mi vida estuvo entre mis metas llegar a ser Presidenta. Mi lema es ‘si las cosas son de Dios, las cosas prosperan’. […] Y se dio. Siento una enorme gratitud por todo lo que tengo, lo que he crecido, a nivel personal, familiar, profesional”, por lo anterior y con la posición en la que se encuentra, Olga considera importante devolver todo eso: “me ha gustado mucho el servicio social, me he enfocado mucho en pequeños temas de servicios, sobre todo rescatando el valor que tiene la mujer. Nosotras merecemos ese respeto y ese respaldo, pero también depende de nosotras. Empecé así, a trabajar con pequeños actos de servicio social, ahora veo la Cámara como un ente de servicio […]. Eres esa voz crítica que defiende un sector bastante vulnerable y bastante golpeado con la pandemia, pero a su vez eres esa figura de responsabilidad social”.

Y vaya que no ha sido fácil. La pandemia ha complicado las cosas a niveles nunca antes vistos, particularmente  para la industria restaurantera, que tan sólo en nuestro Estado genera más de 300,000 empleos directos e interactúa con el 83% de los sectores productivos. “Tenemos que ver con todo el campo, la pesca, la ganadería, la música, las flores, la lavandería; se mueven muchos sectores productivos a través de restaurantes. A lo mejor no lo podemos visualizar pero el hecho de estar cerrados, de estar frenados o de estar con la economía por los suelos, hasta a la tortillería de la esquina la pasas a afectar. En cuanto a la reactivación, ha sido muy complicado, se perdieron muchos empleos, muchos restaurantes se quedaron en el camino”.

 

Dentro de lo positivo que podría haber traído la pandemia consigo, Olga considera que esto nos obligó a “sacar lo mejor de nosotros, reinventarnos, salir de nuestra zona de comodidad”, pero sobre todo, “creo que nos hizo más sensibles. La única forma que tenemos para salir de esto es haciendo alianzas, sumando esfuerzos; […] ahora es ¿tú qué sumas y yo cómo sumo? Quien no entendió esta lección y no está haciendo alianzas, no está pidiendo consejos, no está siendo humilde a la necesidad que tenemos, no ha entendido que para las crisis hay que sacar dentro de la adversidad, ver siempre una oportunidad”.

Olga Méndez en un evento llevado a cabo el pasado 11 de marzo en el que se reconoció el trabajo de artesanas poblanas.

Para Olga, “el poder servir a la gente” ha sido esencial. “Que vean en ti una persona que les va a dar una solución o una respuesta, yo les digo que todos somos compañeros, todos somos iguales, aquí somos como un cuerpo humano, por muy pequeño que sea nuestro trabajo, todo es fundamental para que el cuerpo funcione. […] Todos no debemos sentir parte de ese cuerpo y ser empáticos cuando alguien sufre y cuando alguien está contento”.

Esta empatía no suele ser común en ambientes predominantemente masculinos y sin embargo ha sido necesaria para todos los puestos que Méndez ha ocupado. “El hecho de tener la sensibilidad de voltear a ver más allá de lo que hay en frente de ti, te hace tener una visión más amplia, te hace voltear a ver muchas veces a personas que podemos pasar desapercibidas o podemos ser el factor de cambio a través del ejemplo”.

Y con toda su experiencia, Olga considera que sigue habiendo discriminación, que pese a los espacios ganados, aún no se alcanza una igualdad. “Todavía hay gente que duda de la capacidad  que tú puedas tener o de ocupar puestos que normalmente están posicionados para el hombre, pero creo que a través de los resultados es como te vas ganando el respeto de las personas. Yo creo que el respeto muchas veces se puede imponer pero es mejor cuando te ganas el respeto con tu trabajo, con tu congruencia, con hacer las cosas bien, con tener en la mente que lo importante en esta vida es dejar un legado, el día de mañana cómo queremos ser recordados: ¿Qué bueno que se fue o de ella aprendí esto, ella me enseñó esto, ella me acompañó a hacer esto? Entonces creo que lo mejor que una persona puede dejar a la sociedad en general, a la familia, a la comunidad, es el legado”.

Te puede interesar