UNU: la nueva cultura del vino

Una Nueva Uva

UNU: la nueva cultura del vino

Hay cosas con las que el tiempo simplemente no puede —al menos cuando son verdaderas—. El vino y los amigos son dos de ellas. Aunque el tiempo pase y cambien las tendencias, el vino conserva una capacidad casi mágica para hacer que las personas conecten. Y eso es justo lo que está sucediendo en UNU.

A poco menos de dos meses de haber abierto sus puertas, UNU ha dado de qué hablar por varias razones. La primera es que, aunque ya existen varios espacios enfocados al vino en Cholula, este wine bar es el primero de su tipo en la zona. La segunda es que, en una época en la que las nuevas generaciones están replanteando su relación con el alcohol —como lo indican distintos estudios sobre la Gen Z—, aquí confluyen adultos de diversas edades, todas compartiendo una copa en torno a la barra. Y la tercera, quizás la más poderosa: en una era en la que a los restaurantes y bares se les exige ser entretenimiento casi espectáculo, la aparición de una pequeña barra en la que se propone adentrarse en la cultura del vino y socializa, sin ningún otro tipo de artificio suena como un acto prácticamente rebelde.

Detrás del proyecto están Arturo Hernández, Alan Valdez, Rafael Taboada y la sommelier María Cicero, todos provenientes de ámbitos distintos, pero unidos por el ideal de mostrarle a Cholula “una nueva uva”, frase con la que se crea el acrónimo que da nombre a este lugar. 

UNU busca llevarle a Cholula lo que ellos mismos denominan “la nueva cultura del vino” ¿Pero cómo es y a quién va dirigida? Una semana antes de que abrieran sus puertas, nos reunimos con ellos para que nos platicaran más al respecto.

“La cultura tradicional del vino, que pudiera haber en ciudades como Ciudad de México, ya no es tan relevante. Lo que es relevante es el interés por descubrir, por la experiencia, por probar algo. Y esa es la cultura del vino a nuestro estilo, más moderna, más exploratoria, es algo que se construye y ese es nuestro reto: ser suficientemente accesibles para que tú llegues y te enamores y digas wow, ahora voy a regresar por este otro y este otro y este otro vino; y me encantó cómo me atendieron, y fue lo máximo de experiencia, y quiero seguir probando y quiero ir a sus catas, a su club de vino…es algo que estamos conscientes que tenemos que construir, pero yo creo que sí es el lugar correcto para construirlo”, nos contó María Cicero, sommelier de este espacio, y la última pieza en unirse a este rompecabezas.

El camino de la uva: macerando una idea

“Fue un proyecto de mucho feeling. Desde hace muchos años me he querido diversificar y una tarde platicando surgió esta idea”. Arturo Hernández sabe una cosa o dos de abrir restaurantes con, como él lo llama, feeling. Hace 15 años tuvo una idea aparentemente sencilla y decidió llevarla a cabo con uno de sus mejores amigos: venderle pizza artesanal a los poblanos. “De echar ideas al aire, de ir diciendo ‘justamente va por ahí’” nació La Berenjena. Tres lustros después aplicó un principio similar con otro de sus mejores amigos, Rafael Taboada (quien está detrás del proyecto de huertos urbanos Bluum) para la creación de UNU. “Esto se trata de divertirme. A mí me encanta seguir intentando cosas. Hay proyectos con los que he triunfado, otros con los que he fracasado, pero al menos lo he intentado”, concluye Arturo.

El siguiente en sumarse fue Alan. “El wine bar es una propuesta que está muy de moda en la Ciudad de México y sabíamos que hacía falta algo así en Puebla. Esto me cayó como del cielo, era una idea que yo ya había pensado con mi esposa y de repente recibí la llamada de Arturo invitándome a participar en este proyecto y fue como, creo que estamos en el buen camino de la uva”.

Si bien hasta aquí la idea sonaba muy bien, ninguno de los 3 involucrados estaba realmente sumergido en el mundo del vino. Fue ahí donde encajó la última pieza de este rompecabezas: María. La más joven del cuarteto es también la maestra en cuanto a vino. Esta sommelier que había trabajado previamente con La Berenjena, decidió volver a Cholula (tras estar una temporada en Cancún) porque tenía claro que la centenaria ciudad era perfecta para esto: “Yo creo que Cholula es un lugar un poquito disruptivo ¿no? Una mezcla de culturas entre lo tradicional de un pueblo pequeño, pero una universidad internacional, así como la influencia de una de las ciudades más grandes del país. Entonces creo que hay una mezcla entre un mercado que tiene la capacidad de comprar los vinos que nosotros queremos vender (que son vinos de pequeños productores, vinos interesantes) y personas que tienen un interés por lo artístico, por la gastronomía. Consideramos que en Cholula, más que estar pegados a las etiquetas, a algo esnob hay un público dispuesto a descubrir, a aprender algo nuevo, a probar”.

La nueva cultura del vino: exploradores y aventureros

Alan considera que durante la última década “la cultura del vino en Puebla ha crecido bastante. María ha hecho un excelente trabajo en hacer una selección de vinos que no vas a encontrar en ningún otro lugar. Y aparte de vinos de muy buena calidad y a un precio súper accesible. Que puedan venir a enamorarse de un vino, a probar algo chido, algo de calidad a un buen precio”.

Los protagonistas de este lugar son sin duda dos: las personas que los visitan y los vinos, de ahí su lema: “Vino y amigos”. Los primeros llevan dos meses llenando esta pequeña barra de miércoles a domingo y los segundos, descansan atentos en las estanterías. Colocados frontalmente y con el precio visible, sin que este tema sea tabú.

Poco a poco se han dedicado a construir lo que ellos denominan “la nueva cultura del vino” con actividades como sus jueves de descorche, en los que abren botellas a precio de tienda para que los asistentes puedan disfrutar de una experiencia más accesible; o los viernes de vinos icónicos, en los que abren vinos de alta gama y quien vaya pueda disfrutar de una copa sin tener que comprar la botella completa. El pasado 6 de junio tuvieron su primera cata didáctica y a pesar de llevar tan poco tiempo, ya han colaborado con pop ups en otros restaurantes cholultecas como Trombamar o Dabuten.

Pero la nueva cultura del vino no sólo se remite a eventos o precios. La idea de acercar más este mundo a quien cruce la puerta de UNU está hasta en los detalles más pequeños, como las etiquetas de las botellas, donde encontrarás 3 palabras que describan al vino. “Cuando no sabes mucho una tienda de vino puede ser un poquito intimidante y nuestra estrategia es que sea todo lo contrario, entonces primero tiene tres palabras que te dan una idea del feeling y luego tiene una frase como del contexto en el que podrías beberlo: puede ser un buen vino para un picnic o uno para regalárselo a tu suegra, por ejemplo”.

El objetivo, sobre todo, dice María, es “que tengas una experiencia positiva, creo que no hay nada más triste que escoger un vino que pensabas que era una cosa porque no sabías y resulte lo opuesto. La idea es también disminuir esa brecha y que tú te sientas seguro de la decisión que estás tomando, ya sea porque te acompañamos a decidirlo, ya sea porque la etiquetita te ayudó, ya sea porque viniste la otra vez y te lo recomendamos, pero que sea una experiencia positiva, bonita para ti”.

Y Arturo concluye llevando esta idea a otro nivel: “para mí creo que va un poquito por ahí en el tema de restaurar a la gente, que de ahí viene el término restaurante. La idea es que alguien venga y salga en algún aspecto de su vida un poquito más renovado o fresco, o de un poquito mejor humor. Para mí se trata de lograr algo muy sutil tal vez, y un poquito insignificante. Yo quiero restaurar a la gente y el crear un espacio con mucha sencillez, sin pretensión como yo trato de siempre ser. Sé que el vino tal vez sigue siendo un tema esnob, pero ese es el reto que yo me quiero poner: un espacio de mucho consentir a la gente en este mundo tan complicado”.

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