Silver Mariscos. El restaurante de Mariscos de Puebla

Más fresco ni en el mar

Silver Mariscos. El restaurante de Mariscos de Puebla

Desafortunadamente para todos, la teletransportación no se ha inventado. Qué más quisiéramos que atravesar una puerta y llegar a cualquier lado del mundo; a la playa, por ejemplo. Afortunadamente hay restaurantes que de alguna manera han encontrado llevar por lo menos a nuestro paladar a diferentes latitudes. Uno de aquellos espacios que, fuera de hacer ciencia, hacen maravillas en su cocina es Silver Mariscos, un restaurante de mariscos que te lleva a las playas del Golfo. Y es que después de probar cualquiera de los platillos que inundan su menú, te darás cuenta que más fresco ni en el mar. 

Por supuesto que todo esto, aquella capacidad de traer lo mejor del mar a la mesa, no fue algo que pasó de la noche a la mañana. Todo comenzó, allá por el 85, en un triciclo de tamales. “Uno de esos amarillos” nos dice Esperanza Ríos, la dueña de Silver. “Se puso una charola con hielo, trastes con cócteles y un costal de ostiones, ahí se empezó con cócteles y a desconchar el ostión. De la casa en la que vivíamos, en la 10 oriente y la 32 norte, salíamos en el triciclo e íbamos vendiendo conforme bajábamos hasta el centro; en la 6 oriente, donde antes estaban los fayuqueros, ahí era nuestro lugarcito de llegar.” 

La sazón del fundador Silverio Coria, o Silver para los cuates, comenzó a rendir frutos. Tiempo más tarde aquel triciclo devino en un restaurante establecido, la primera casa de Silver. “Ese local antes era prácticamente una cantina, pero llegamos ahí a poner el restaurante y nos funcionó muy bien. Con la paella, con todo lo demás. […] Lo único que sabíamos hacer era camarón al mojo, caldo, cócteles y el ostión, que siempre ha sido nuestra insignia.” recuerda Esperanza. 

También fue ahí, entre esas primeras 4 paredes, en donde la cocina del Silver comenzó a madurar. Como bien dice Alicia Coria, gerente del Silver e hija de Esperanza y Silverio, la cocina del Silver es única, “no tenemos un estilo, como estilo Sinaloa, estilo Pacífico o estilo Golfo, eso es lo que no nos hace iguales a los demás. […] Por eso decimos que es de autor, porque el creador, Silverio Coria, y mi mamá fusionaron recetas de abuelas. El proceso fue: Entonces, ¿cómo hago este guiso de chipotle? Y mi mamá le decía que le metiera esto y lo otro y mi papá la escuchaba, él agregaba lo que a él le gustaba y fue así como surgió la comida del Silver.”

“Y como dice mi papá: afortunadamente me corrieron de la fayuca” comenta Alicia, un suceso clave para que Silver comenzara a crecer “Estuvimos en la 25 sur y 35 poniente tan solo un año o año y medio, después nos mudamos para acá. Ya no cabíamos. Ahí teníamos unas 15 mesas, entonces no cabíamos. Silver llegó en agosto del 2001 al número 4926 de la calle 16 de Septiembre, entonces tenían una capacidad de 25 mesas que años después se convertirían en 75.

Así como las mesas fueron incrementando, también lo hicieron los platillos. En 2009 llegó uno de los platillos que acabaría por enamorar a los paladares poblanos, la Jaiba Desnuda. “Mi papá no sabía ni qué era. Ahora tenemos que almacenar hasta media tonelada porque se escasea. Nos pasó hace un año no tuvimos y para nosotros no tener algo es un crimen. Es un producto que tiene mucho éxito, nosotros creemos que fuimos los precursores de la jaiba desnuda, ahorita ya todos tienen, pero la verdad nada como las del Silver.” sostiene Alicia con orgullo, y la verdad es que después de probarlas, no tenemos cómo refutarlo. 

En Silver comer una jaiba desnuda es todo un ritual. Si eres cliente, ya sabrás todo el proceso, pero si quieres ir a probarlas (y deberías), te platicamos. Cuando las ordenes, a tu mesa llegará un plato de hierro fundido con jaiba desnuda —entera y frita con un toque de mantequilla y ajo—, tortillas de mano, aderezo de mayonesa y una mezcla de pepinos con habaneros. En la tortilla, lo que va primero, es una buena pasada de aderezo, después va la reina del lugar, la jaiba desnuda, y para cerrar unas cucharadas de pepino con habanero. Una delicia.    

Pero aquí no todo es jaiba. El Silver tiene un menú tan grande como su sazón. Para empezar, es imposible visitarlos sin probar sus Ostiones en su concha, frescos como ningunos; su Arroz Silver tampoco se queda atrás, frito con camarones y mejillones, todo sazonado con ajo y chile piquín. Los camarones en cualquier presentación son igual de imprescindibles, desde los Camarones al Mojo de Ajo, salseados con un guiso espeso de ajo y mayonesa con un toque de chipotle; los Camarones con Frijoles, una cazuela de camarones al ajillo con frijoles refritos de la casa; y su Cóctel de camarón, un cóctel tradicional, sencillo, que brilla gracias a la calidad de sus ingredientes.

Y es que si en algo son meticulosas, es en la selección de sus insumos. “Todo viene del golfo. Pulpo maya, el mejor del país. El camarón de cóctel viene de Chiapas. Todo entra 2 veces a la semana. Se limpia y se empaca. Los procesos están muy bien pensados.” En Silver nada es más importante que la frescura de sus ingredientes. Los mariscos y pescados vienen del Golfo, ¿por qué? Porque como bien afirma Alicia, “el pescado del golfo es más sabroso, son aguas cálidas”. Lo mismo pasa con las frutas y verduras, en especial con el limón, un punto clave para lograr sacarle todo el jugo a los frutos del mar. “Te damos un limón bueno porque sabemos que es importante. Un solo tamaño de limón, limón con semilla.” A la hora de cocinar, la palabra escatimar no existe en Silver. 

Lograr esta tormenta perfecta, la que hace que un restaurante como Silver siga vigente a sus 37 años, es gracias a un equipo sólido construido por Esperanza y Alicia; por Gabriela Coria en la administración; su mayora Isabel trabajando desde la cocina y todo el personal que conforma y alimenta este proyecto.

En Puebla hay cientos de marisquerías, docenas de lugares que trabajan con mariscos. Pero te podemos asegurar que no hay ninguna como Silver. Ya lo dijo bien Alicia, aquí se habla del buen comer. Te sientes siempre bienvenidx, “como si ya te estuvieran esperando, hacer sentir al comensal como si llegara con un familiar a su casa y no que llega a un restaurante, no hay toda esa etiqueta.” agrega Esperanza. 

Silver es un barco que no se detiene, que solo crece, tanto en dimensiones como en experiencia. Pero lo que realmente hace que este restaurante siga enamorando a Puebla, lo que ha hecho que se acerquen cada vez más a las 4 décadas, es su dedicación y su calidez. Silver no es solo un portal al mar, también es uno al hogar, porque en cuanto te sientas en su mesa, ya eres parte de su familia.

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