Shirushi Sakería: Un sake con vista a la pirámide

¡Kanpai Cholula!

Shirushi Sakería: Un sake con vista a la pirámide

A un país se le conoce por lo que bebe. En México tenemos dignos representantes de nuestra cultura como el mezcal, el tequila y el sotol, por mencionar algunos, pero si exploramos el globo terráqueo nos encontraremos con un par de sorpresas en los rincones menos esperados. Si nos vamos al Oriente, por ejemplo, y paramos en Japón, hallaremos una bebida creada tan solo con 4 elementos: agua, levadura, un hongo llamado koji y arroz. Uno de los fermentados más interesantes del mundo y la clave del nuevo espacio de Shirushi, el sake. 

 

Caliente, frío o al tiempo; como aperitivo o para cuando se llevan los platos vacíos y comienza la sobremesa, el sake no es solo una bebida, es un pretexto para convivir, uno que además, tiene un gusto bastante especial que coquetea con el umami, el quinto sabor. En los últimos años el sake ha invadido cada vez más barras y recientemente llegó a Shirushi, un clásico poblano que lleva 30 años transportando y tropicalizando la cocina japonesa al estado de Puebla. 

Y es que estos pioneros, recién abrieron las puertas de Shirushi Sakería, un espacio ubicado en la Gran Pirámide Plaza, dueños de una vista privilegiada del Santuario de la Virgen de los Remedios, en donde 9 etiquetas de sake hacen equipo con los platillos que hicieron a Shirushi el favorito de varios. 

A diferencia de otros Shirushis, a Sakería llegas, te sientas y pides lo que tu estómago te ordena; tal vez unos Camarones Wonton para empezar, con hoja spring rellena de camarones y queso gouda, bañados con aderezo chipotle, salsa de anguila, masago (hueva de pez capelín) y cebollín o si quieres algo más fresco, una Torre de atún, con una base de arroz con salsa sriracha, aguacate, atún sellado a la plancha, todo bañado con aderezo chipotle, salsa de anguila, cebollón y ajonjolí negro. Se acerca tu mesero y te hace la pregunta crucial: ¿de beber qué le traigo? Y aquí es donde las cosas se ponen interesantes. 

Para abrir el apetito no hay nada como el sake, incluso en su versión atsukan —sake caliente que con la llegada del otoño viene de maravilla—; escoger entre botellas como Nami Junmai Ginjo, un sake mexicano producido en Culiacán, Sinaloa o, si quieres algo más clásico, está el Hiro Junmai.   

El plato que guardaba la entrada está vacío, es tiempo de pedir artillería pesada. Opciones sobran. Está su Bowl de salmón, servido con arroz con ajonjolí blanco, edamames, zanahorias, alga nori, piel de pepino, aguacate, betabel y mango; otra opción es su Kat Roll, un maki bárbaro con queso crema, aguacate y surimi empanizado por dentro, cubierto de alga marina empanizada, aderezo con salsa de anguila y chipotle, masago y cebollín. Si eres de buen diente, entonces te podría interesar el Teppanyaki Mar y Tierra, un mix de verduras a la plancha sazonadas con soya y salsa de ajonjolí con salmón, pollo, camarón y arrachera. 

Para mejorar esta experiencia culinaria entre de nuevo en la escena el sake, pero ahora como protagonista de algún cóctel. Una mezcla interesante es la que aporta el Blue Sky, un trago con sake, vermut blanco, limón, té verde y curazao azul, bastante refrescante. Otro imprescindible de esta sakería es el Horchata Sake, con sake, leche, horchata, licor de melón y melón natural. Aunque nuestra mejor recomendación es echarle un ojo a la carta o mejor aún, preguntarle al mesero alguna recomendación que maride sabroso con tu platillo.

Porque comer es un todo. Al hablar del buen comer como una experiencia, lo principal podría ser el platillo, pero todo lo que lo acompaña es igual de importante. El servicio, el espacio y claro, lo que llena los vasos y las copas. Aunque parezca que ya lo bebimos todo, hay un mundo afuera por probar; lugares para empezar esta encrucijada sobran, pero Shirushi Sakería es una excelente para iniciarlo.  

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