Reinventando tradiciones, deshaciendo paradigmas.

Ruth Ruíz

En el imaginario colectivo, la relación mujer-cocina se admite tan fácil e indiscutible que parece inalterable: es un asunto cultural. La intención no es cuestionar el paradigma, sino hacer visible que la conexión no es tan obvia ni tan fácil, al menos fuera de casa. Y sobre todo, exhibir que hay mujeres que destacan por su talante.

Pasar más de doce horas continuas parada, estar a temperaturas que rebasan los sesenta grados en parillas y en hornos extremadamente grandes, cargar ollas muy pesadas para que te pregunten:

¿No puedes? Se supone que eres mujer y te tienes que dedicar a esto

Sería acertado y conveniente decir que Ruth alguna vez fue víctima del anterior cuestionamiento.

Ruth Ruíz es actualmente la chef ejecutiva del restaurante La Compañía; es poblana y tiene veintisiete años. Siendo estrictos, su posición poco tiene que ver con el azar. Estudió en Guadalajara y desde entonces empezó a “picar piedra”, como diría ella. Comenzó a adquirir experiencia, estudiando, practicando y trabajando al mismo tiempo, desde los diecisiete años. Hoy acumula diez años de trayectoria en la cocina.

Ruth
Ruth Ruíz

Cuando regresó a Puebla, en 2011, se encontró con una ciudad muy avanzada en el ámbito de la gastronomía y el turismo: es un Estado que sobresale por su nivel gastronómico, riquísimo por la diversidad de alimentos y por la tradición de sus platillos. En ese entonces, empezó a trabajar en restaurantes en donde se enfrentó a perspectivas de trabajo que no confluían con sus ideas; sin embargo, reconoció que la paciencia y la humildad serían factores determinantes para eventualmente poder contagiar su actitud y alterar su entorno.

Llegó a La Compañía hace un año y meses. Muy poco tiempo después de que empezó a trabajar como cocinera, asumió el cargo de chef ejecutiva, el mayor que ha tenido en su recorrido laboral. La oportunidad llegó en correspondencia a los valores que considera fundamentales: la humildad, la responsabilidad y el compromiso, que se revelan siempre en su actitud.

El restaurante de La Compañía tiene 23 años de existencia. Antes de ella, fueron dos las personas que atendieron el puesto: ambos hombres. Entre ella y el anterior chef hay casi veinte años de diferencia. Para Ruth, por tanto, es muy gratificante ser la primera mujer en el cargo, pues eso denota que confían en su visión, en sus valores y en su disciplina.

Considera que el trabajo es como una construcción, en donde los cimientos deben siempre ser prioridad y estar constantemente vigilados, para prevenir que lo cimentado sea susceptible a derrumbarse. En ese sentido, a Ruth le aterra la posibilidad de caer en una actitud enviciada que le impida seguir construyendo.

La “mano” de Ruth en la cocina y el servicio de La Compañía es tangible. Como asegura, su trabajo, más que enfocarse en innovar, se concentra en tener un método de operación riguroso y con especial cuidado en los detalles. Piensa que la sensibilidad de la mujer con respecto a los elementos más significativos dentro de la cocina y fuera de ella es un valor agregado.

Una mujer al frente de un proyecto que nació cuando ella apenas tenía cuatro años, que destaca por su calidad en una doble dimensión: nacional e internacional, y con un pronóstico altamente positivo en el ámbito de la gastronomía, es precisamente la prueba de que el paradigma es válido, mas el azar no cabe en esta coyuntura y el talante suele ser la clave.

Mesón de la Sacristía
La Compañía

Ruth dice que “los tiempos cambian y que vamos avanzando. Que en ese proceso cronológico, de forma natural, el ser humano tiende a actualizarse. Entonces llegó un momento en que la mujer finalmente reclamó su posición, porque lo necesitaba: la mujer necesitaba sobresalir, muy a pesar del machismo.”

Nosotros agregaríamos que además de la necesidad de sobresalir, sobre todo necesitaba reconocimiento. Y sí, también muy a pesar del machismo.

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