Rufina Sonata: Un sueño hecho realidad

Un restaurante para todes

Rufina Sonata: Un sueño hecho realidad

¡No juegues con la comida! Nos decían cuando éramos niñxs una y otra vez; lo que no se esperaban nuestras mamás y papás es que años más tarde llegaría un lugar como Rufina, un espacio juguetón y delicioso cuyos platillos mezclan antojos, gustos y experiencias para crear un menú preparado para consentir cualquier paladar.

Rufina Lonchería ya lleva un buen rato en el mapa, de hecho abrieron las puertas de su primer sucursal en La Noria hace unos 5 años, y de ahí este proyecto y todo su amor por los buenos ratos se ha expandido a otras zonas de la ciudad, primero a San Manuel, cerquita de CU, y recientemente a Sonata. “Nosotras somos soñadoras y queríamos hacer algo diferente. Entonces empezamos a crear la marca Rufina, a trabajar en ella. […] Realmente creemos que Sonata es un reto para nosotras, es un sueño también, creemos que estamos en el lugar correcto, en el momento correcto, con las personas correctas.” Nos dice Chris Castañeda soñadora, socia y chef de Rufina Lonchería. 

Después de 3 sucursales es imposible no preguntarse: ¿Cómo mantener crecer sin perder la esencia? Pero sin darse cuenta, Chris ya nos contestó, es un sueño que crece, que se expande.

Aquí y en cualquier Rufina, el corazón manda tanto en la cocina como en toda la operación. Este espacio está diseñado para hacerte pasar un buen rato: Dinosaurios que sirven de platos, tortas para recordar, sopes para compartir, malteadas que parecieran salidas del sueño y una ideología que va más allá de las puertas abiertas: Aquí, como bien dice Chris, son “todo lo que termine en friendly”. 

“[La cocina de Rufina] es compartir. Realmente yo busco compartir los sabores que yo conozco. Lo que yo he olido, probado, visto, para que al olfato, ojos y boca de otras personas puedan hacerlo si no tiene la oportunidad”. Digamos que Rufina es la casa y lxs 4 socixs son lxs anfitriones. Adultos y niños; Veganos, vegetarianos y carnívoros, tu dinos qué se te antoja y nosotros te recomendamos.

Así que si vas de visita a Sonata, ve directo a Adagio Town Plaza. En el patio central vas a ver un espacio rosa que pareciera intervenido por la mismísima Yayoi Kusama. Estás en la más reciente casa de Rufina, la cual, como todas, es pet friendly —así que sí, puedes llevar a tu lomito y lo van a consentir bastante—. Y aquí viene lo bueno, la comida. Para comer recio y tendido, un Omelette de chicharrón prensado, bañado en la salsa que prefieras, gratinado y acompañado de frijoles y ensalada cuaresmeña. 

Si estás buscando algo único, entonces échate los Chilaquiles Yucatecos, hechos con recaudo negro, traído desde Mérida, con cochinita pibil, aguacate y cebolla encurtida. O unos Chilaquiles ahogados, en salsa de torta ahogada con carnitas, aguacate, cebolla y cilantro. Si la carne no es lo tuyo, unos Molotes vegetarianos, rellenos de flor de Jamaica y requesón, con su crema y queso. Y para el antojo, unos Tacos de la abuela, de fideo seco, aguacate, crema, queso añejo, chile guajillo y chicharrón.  

Pero el sabor no se queda en la cocina, la barra de bebidas también es una gozada. “Cada quien hace lo que le corresponde y lo que es bueno” y para hacer obras de arte bebibles, está Quique, socio y jefe de barra de Rufina. El Chai Rufina es perfecto para estos días de lluvia o un café, el cual es producido por una familia de la Sierra Norte de Puebla; y para los ratos de calor, cualquiera de sus Malteadas que están tan buenas como se ven.  

Y es que si ya eres fan de su cocina, si ya te enamoraron en La Noria y en San Manuel, no dudes en darte una vuelta por aquí para probar tus favoritos con un paisaje diferente. Todo el equipo de Rufina trabajó arduamente para que el sabor, la calidad, las porciones y sobre todo los precios sean los mismos en cada zona. “Nos costó un poco de trabajo el tema de la estandarización, todavía trabajamos en ello pero creo que vamos por buen camino y que Sonata tiene mucho que ofrecer.” confiesa Chris, y mentiras no dice, la sazón y espíritu no los abandona en ningún sitio. 

Rufina es un sueño hecho realidad. El sueño de sus socios, pero también el de sus comensales. Un lugar con puertas abiertas a todos, humanos y perritos; un menú que, muy contrario a lo que nos decían de pequeñxs, juega con la comida, los sabores y los emplatados; un espacio para disfrutar y compartir. Rufina es una experiencia siempre lista para ser vivida.  

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