Las bicicletas tomaron la ciudad. Si bien han estado toda la vida presentes, en los últimos años estos vehículos de 2 ruedas han reclamado cada vez más su espacio en nuestra cultura como una de las formas más seguras, ecológicas, prácticas y divertidas de transportarse. Del Centro a Cholula, en Puebla contamos con espacios bike friendly que vienen de maravilla después de una rodada ¿Los conoces? Aquí te presentamos algunos. 

Detrás del Museo Barroco se halla un oasis en medio de una de las zonas más caóticas de la ciudad: el Eco Parque Metropolitano. Este parque se ha vuelto una parada obligatoria para cualquier ciclista y la entrada al Paseo del Río Atoyac, un recorrido lleno de árboles a lado del río Atoyac, perfecto para salir a correr, rodar o pasear simplemente.

Si hay un lugar en donde todos entran, ese es Ocho30. La ventaja de este comedor, en donde hay tanto pizzas como ensaladas, sopas y pasteles, es que se encuentra en Plaza Solesta, la cual queda a unos pasos de la Estrella y cuenta con varios puntos en donde dejar la bicicleta. Ya en la mesa, te recomendamos sus piadinas (una versión individual con pan pita de sus pizzas), y para refrescarte un Tinto de verano, con vino tinto y refresco de limón.

¿Aún con hambre? Entonces Wild Dog es lo que necesitas. Este restaurante de comida americana ubicado en La Isla Angelópolis es experto en saciar hasta el antojo más salvaje. Hamburguesas, pizzas, alitas y hot dogs que te dejarán tan lleno como complacido. Si la bici te dejó con el estómago vacío, te sugerimos probar el American Pitbull, un jocho de salchicha asada con tocino, aros de cebolla rebozados con cerveza, mezcla de quesos gratinados y salsa BBQ.    

Visitar el Centro en bici es un verdadero placer. Recorrer las calles del corazón de la ciudad es toda una experiencia: rodeado de edificios rebosantes de historia; de rincones por explorar y de platillos por descubrir, porque siendo muy francos, la mejor manera de recorrer y disfrutar el centro es en bici o caminando. Eso sí, cuidado con los separadores de las ciclovías.

Profética es todo un sueño. Dentro de una casona del siglo XVI se esconden una biblioteca pública, una librería, una tienda que reta los límites del libro como objeto y por supuesto, una cafetería. Mientras dejas tranquilamente tu bici dentro, o en el estacionamiento cruzando la calle (en La Limpia), disfruta una cerveza, un café caliente o incluso un mezcal, todo se vale. Si llegas temprano además te encontrarás con su carta de desayunos, una excelente opción para las mañanas. 

Después de un día entero pedaleando, no hay mejor recompensa que un trago. Especialmente si es uno de la Licorería San Pedrito, la íntima sucursal poblana de la leyenda cholulteca. A unos pasos del Museo Amparo, en dónde encontrarás un aparcamiento de bicicletas, habitan los buenos mezcales, las cervezas frías y los cócteles que han hecho a La Lico una de las barras consentidas de la ciudad, desde Grosellitas hasta Negronis. 

El Cerro Zapotecas ha vigilado a Cholula desde siempre. Este pulmón de Puebla, uno de los más importantes, es el sitio ideal para cualquier ciclista, ascensos retadores, descensos para que la adrenalina corra por el cuerpo y algunos paisajes que son un verdadero deleite. 

En las faldas de la Pirámide de Cholula hay una terraza en donde el tiempo va lento y la cerveza abunda: Finca Ensamble. En este lugar bike friendly hay de todo para consentirte, pizzas para compartir (la de 5 quesos con mango y la de Pastor son imperdibles), tacos, hamburguesas, mariscos; y mucha cerveza artesanal.  

En el último par de años aquella escuadra que forman la 6 Norte y la 2 Oriente se ha tornado en todo un corredor gastronómico. Sin duda la primera opción después de un día rodando sería Café & Tocino, en donde se ubica un estacionamiento para bicicletas. Con la bici bien asegurada ahí, al resto de los lugares se pueden ir caminando: Atracadero para quienes quieren algo fresco; Dang! para los amantes de los sabores orientales y Azotacalles para quienes buscan un buen trago.