“OCHO30 ha ido creciendo con nosotros y con nuestra edad. Se ha ido volviendo un restaurante familiar porque yo he hecho una familia. Empezó siendo a lo mejor mucho más juvenil, pero como va creciendo conmigo y yo no puedo hacer otra cosa que no soy, lo he vuelto un restaurante familiar porque aquí ahora entran mis hijos. Vienen abuelos porque mis papás ya son abuelos. Y creo que los clientes siempre nos han acompañado”. Con esto Mariana toca un punto que ha sido clave para no sólo durar 15 años, sino para evolucionar: sus clientes.
Sin importar el día o la hora, siempre será posible encontrar una clientela muy variada: familias con abuelos, padres, hijos y nietos como la familia de Mariana; pero también, parejas jóvenes o grupos de amigos, como se veía en los primeros días del restaurante. Este mismo público, que no son tímidos en mostrar su cariño hacia la marca, también son quizás su mayor crítico. Y en OCHO30 se toman la crítica de su público en serio: “Llegó un punto en el que sentí que el cliente ya estaba cansado, ya necesitaba que OCHO30 ofreciera, sin perder su esencia, una mejor calidad en todo. Entonces fue el momento de crecer para adentro, de abrir todos nuestros cajones y revisar cada uno de los procesos y las cosas que forman OCHO30 para estar al día para el cliente”.
Para celebrar sus 15 años, OCHO30 no sólo se puso el vestido de quinceañera, sino que se sumergieron en una reinvención total. Mariana cuenta cómo después de la pandemia, que acababan de cumplir 10 años, “viene un momento de reflexión fuerte para nosotros en el que nos dedicamos a preguntarnos qué estamos haciendo, quiénes somos, hacia dónde vamos”.
En ese periodo entre el décimo año y hoy, se dedicaron a ver todo lo bueno, pero también todo lo malo que había con la marca. Los siguientes 5 años fueron dedicados a revisar todos los procesos al interior del restaurante, como quien va al doctor para recibir un diagnóstico y atenderlo, para después mantenerlo sano de forma constante. “El reto principal es mantener la calidad en todo. Existen muchísimos factores para que tanto la calidad de la comida como del servicio se vea mermada. En un restaurante no puedes bajar nunca la guardia”.
A la par, hicieron un taller de esencia de marca en el que se plantearon qué era OCHO30 hoy en día, porque por un lado no era lo mismo esta marca con 5 sucursales, que el pequeño restaurante que abrió en 2010. Pero al mismo tiempo sí, o había algo de ello. Como dice otro de sus lemas: es lo mismo, pero diferente.
En este proceso reflexivo surgieron dos conceptos interesantes, el primero, que “OCHO30 es una colección de todo: de momentos, de gastronomía, de objetos. Es un espacio para nutrir no sólo el cuerpo, sino el alma”. Y el otro es la filosofía de la marca: lo que Mariana denomina la agusticidad productiva.