Guardianas de la cocina

Una historia de identidad y resistencia

Guardianas de la cocina

Por Alejandra López

Si algo nos une como humanos es la comida; tan fácil como que si no ingerimos alimentos no podemos existir. Claro está que esta acción tan básica la hemos convertido en mucho más que eso. El momento de comer se ha vuelto en un ritual y a la cocina, en un espacio de identidad, memoria colectiva e incluso resistencia. 

Basta con prestar atención al mole poblano o a los Chiles en nogada para darnos cuenta de que sí, estos platillos son deliciosos, pero también mantienen viva la historia que nos da identidad como poblanos. En Oaxaca, Yucatán, Veracruz y bueno, en todo México, sucede lo mismo. La comida nos cuenta de dónde venimos, quién ha pasado por aquí, y quién nunca se fue. Las mujeres, y es a lo que voy con todo esto, son las responsables de que estas historias sigan vivas.

“Ya te puedes casar”, una frase que hemos escuchado muchas cuando logramos cocinar básicamente cualquier cosa, y es que es obvio que esta tarea se le ha delegado a las mujeres desde prácticamente siempre. Dejando fuera todo el machismo que viene implicado en esto y viendo el lado bello del asunto, es gracias a todas las mujeres que han estado en la cocina que se siguen conservando ingredientes y técnicas ancestrales que parecen estar tan de moda hoy en día.

Un ejemplo de esto es la comida afroamericana, la cual no sólo nos dió ingredientes como el frijol negro o la técnica de usar la hoja de plátano para cocinar al vapor, sino también es una forma de resistencia para esta comunidad que ha sido invisibilizada por mucho mucho tiempo. Doris Careaga, quien se dedica a estudiar la cocina afromexicana, explicó para una entrevista que:  “El Estado-Nación estableció que los mexicanos somos resultado del encuentro entre españoles e indígenas, así que no había posibilidad de decir que estos ingredientes son africanos o esta manera de cocinar es africana. Lo que no era español, era indígena.

Ahora podemos empezar a hacer una relectura y establecer, digamos, una historia que se entreteje con estas otras dos y tiene la misma importancia.”, o sea, gracias a todas esas mujeres que por siglos han estado detrás de los fogones, anafes y estufas, podemos incluso empezar a conocer  la verdadera historia de nuestro país.

Irónicamente, hoy en día los chefs más reconocidos de nuestro país son hombres; De los 9 restaurantes que se colocaron en la lista de Los 50 mejores restaurantes de Latinoamérica el año pasado, sólo uno tiene a una chef ejecutiva mujer. 

Claro, por una parte esto nos demuestra que el estereotipo de que sólo las mujeres pueden cocinar está quedando en el olvido, pero como se explica en el ensayo “Entre machismo y matriarcado”, también nos hacen ver que cuando se trata de prestigio y reconocimiento, las mujeres quedan relegadas. 

En fin, este texto no se trata de qué género es mejor cocinando, sino del papel tan importante que han tenido las mujeres manteniendo vivas las tradiciones a través de la comida. Es importante, ahora más que nunca, recordarnos todo esto; hablar, darle voz a quienes no la tuvieron, para ayudar a darle a las mujeres el papel que merecen y a repensar nuestra historia de una manera más completa y consciente.

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