El Sueño. El primer Hotel Boutique de Puebla

Un lugar para romancear en el Centro de Puebla

El Sueño. El primer Hotel Boutique de Puebla

Todo comenzó con un sueño. En la víspera de San Miguel, el Fray Julián Garcés, obispo de Tlaxcala, vio en sus sueños un valle verde rodeado por 3 cerros y regado por 3 ríos. Los ángeles fueron claros: tenía que fundar una ciudad ahí mismo. Casi a la mañana siguiente el Fray salió a buscar aquel paraje y es así como se topó con el Valle de Cuetlaxcoapan, un lugar literalmente de ensueño en donde los mismísimos ángeles trazarían una ciudad con calles perfectas, una que el 16 de abril de 1531 tomaría el nombre de Puebla.

Las calles, los árboles, los puentes y los muros que después se convertirían en casonas ahora antiguas, todo en el Centro de la ciudad cuenta una historia. Justo una de aquellas casonas alberga actualmente a El Sueño, un inmueble del Siglo XVIII que fue remodelado para recibir y hospedar a curiosos y turistas, aventureros y románticos en sus 20 habitaciones.

El Sueño abrió sus puertas en el 2002, en una Puebla que distaba mucho de ser el destino turístico que es hoy en día. “A mí siempre me ha gustado viajar y me gustaba mucho llegar a este tipo de establecimientos, hoteles chiquitos que te cuentan una historia. Y me percaté que en Puebla, que tenía todo lo necesario para tener un tipo de hotelería boutique, no había.” nos cuenta Héctor Fernández de Lara, la mitad de este hotel boutique. Pero este no fue el único motor para la creación de este edén, existía también un entusiasmo por rescatar el centro histórico. Darle una segunda vida a una zona que parecía haber quedado en el olvido. 

“Era como matar dos pájaros de un tiro, hacer algo por el patrimonio de la ciudad y ayudar a que hubiera oferta de hotelería boutique. Y fíjate que me parece que sí lo logramos, porque prácticamente se detonó el mercado.” Un hotel boutique, por cierto, no es como mucha gente cree, un hospedaje en donde todo está a la venta, más bien —según Héctor— siempre tiene que ver con un concepto, un espacio con narrativa. 

Así como Puebla tiene una leyenda sobre su génesis, El Sueño tiene la suya. Mientras los ángeles se ocupaban de trazar con precisión las calles, “el mismísimo San Miguel quiso echarse una siesta, dicen que fue en nuestros terrenos. Cuando se da cuenta que se había quedado dormido, sale volando y de sus alas se desprenden algunas plumas que caen en los árboles. […] dicen que desde entonces esos árboles dieron frutos muy ricos. Y de esa madera están hechas muchas de la viguería de las casas de por acá, incluyendo la de El Sueño, quiero pensarlo”.

Además de aquellos árboles abundantes, se dice que quien duerme en esos terrenos tiene un descanso perfecto. Este detalle no es el único que gira alrededor del mundo de los sueños. Cada una de las 20 habitaciones que conforman El Sueño están bautizadas en honor a 20 mujeres importantes en la vida de México, “Curiosamente la gran mayoría son pintoras, bailarinas, escritoras. Todas tenían alguna producción artística vinculada con el sueño o con el arte de soñar”.

Frida Kahlo pintó El Sueño, una obra surrealista que juega con el mundo de los muertos y el de los sueños; Sor Juana tiene un poema titulado Primero Sueño, considerado uno de los más importantes de sus obras; lo mismo ocurre con Tamara de Lempicka, quien pintó a una mujer de labios rojos durmiendo y la bautizó como El Sueño.

Imposible no disfrutar aquí. No restaurarse. Habitaciones amplias, que se esmeran en sentirse íntimas. Diferentes todas del resto. Fuera de los cuartos también hay espacios increíbles como la alberca, el jacuzzi al aire libre, su temazcal y claro, el SPA, dueño de un montón de opciones de masajes y tratamientos de bienestar inspirados en los que varias de las soñadores que inspiraron este hotel tomaban, desde Dolores del Río hasta Miroslava. Más de 25 opciones que se pueden tomar individualmente o en pareja como el Paquete Tarde de Toros, inspirado en como Miroslava se relajaba con Luis Miguel Dominguín antes de cualquier corrida, con ducha, sesión de cuarto de vapor, masajes corporales y faciales. 

Y es que eso es algo que nos encanta aquí, cada rincón tiene un aire romántico. “Es un lugar mágico, especial, en el sentido de que guarda muchas historias. […] Conozco un montón de gente que aquí celebra un aniversario, que le dieron el anillo. Ahora ya tengo esa segunda generación que viene a dar el anillo. Que dicen: es que mi papá le dio el anillo a mi mamá acá.”

El restaurante es responsable de varias de estas historias. En las cocinas se fusionan ingredientes de todo el mundo, especialmente de la cocina poblana y mexicana, para crear platillos rebosantes de texturas y sabores. Está el Comedor Frenesí, cerca de la icónica escalinata que sirve de fuente, el lugar que recibe a los que buscan disfrutar la primer comida del día. Chilaquiles de mole poblano hecho en casa, las Enfrijoladas Jerónimas bañadas en salsa de frijol y rellenas de pollo o huevo, con crema de ranacho, aguacate, cebolla y queso añejo.      

Las comidas, las cenas y los tragos habitan en Lola y su terraza, una estancia que conserva restos de un fresco que data del siglo XVIII. Al subir las escaleras de caracol que se elevan al final del cuarto se llega a la terraza, con una vista a las cúpulas de las iglesias, incluyendo a la Catedral de Puebla. Los platos que desfilan por las mesas son varios: Tostadas de atún marinado en soya, limón y salsa inglesa, presentados con chile jalapeño y cebolla morada, montados con mayonesa chipotle y alioli; la ensalada Tentación, con lechuga sangría con queso de cabra, manzana y nuez con vinagreta dulce de vino tinto; la Degustación de moles y pipianes, perfecta para indecisxs, enchiladas rellenas de pollo bañadas en 2 moles y pipianes; el Pulpo Dolores, a las brasas, en adobo de 3 chiles con guacamole, cebolla y jitomates asados; el Pastel Amelia de chocolate y mousse de fresa con mermelada de rosas y nieve de limón. Puros manjares. 

Para brindar las opciones sobran, pero lo que es imprescindible aquí son los Martinis. El icónico Cosmopolitan, famosísimo por Sex & The City, un clásico de la barra de El Sueño, al igual que el Manhattan con Bourbon, vermouth y bitter. Aunque igual han experimentado con esta leyenda viva, experimentos que han dado resultado al Martini de coco y mango, al de Chile en Nogada, y el Martini de Mazapán entre otros. 

Para aquellxs que gustan de la coctelería, pero no necesariamente del extenso mundo de los Martinis también hay mucha carta por explorar, ginebras y negronis, menyules, cervezas, un mundo por conocer.

Se dice que el humano promedio está dormido ⅓ de su vida. Y si todos los sueños fueran como este hotel, estamos segurxs de que la cifra sería más alta. El Sueño nació con una leyenda y desde entonces solo ha acumulado más historias; si sus muros hablaran, seguro nos contarían de la siesta de San Miguel, de las pedidas de mano que han pasado en su terrazas, en sus rincones, de los amores que llenan sus paredes. El Sueño lleva 20 años siendo testigo de mil historias, y estamos seguros que van por más.

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