El Molino: el guardián de Huexotitla

En Huexotitla se respira mejor.

El Molino: el guardián de Huexotitla

En Huexotitla se respira mejor. Así ha sido desde los tiempos de la Puebla Antigua, de ríos y campos extensos, hasta ahora, en la caótica actualidad. El barrio del goce y la tranquilidad. Tan propio de lo poblano como único en esencia y estilo. Lo es por muchas razones, pero debe su existencia y tradición a una en particular: El Molino. Donde la herencia, la renovación y la búsqueda de lo bello resuenan en armonía.

Hace quinientos años, Puebla era el Centro Histórico, nada más. El Molino de Huexotitla nació en los entonces contornos de la ciudad. Brotó por el grano, el trigo, el maíz y la harina, con la intención de nutrir al entorno de actividad económica y recursos materiales. Se convirtió muy pronto en el referente de la zona.

 

En esta ocasión entrevistamos a Mariana y José Ramón Pérez Ocejo, quienes junto con sus hermanos y sus padres, se han encargado de procurar y revitalizar el patrimonio del Molino de Huexotitla, ícono de Puebla y hogar de miles de historias y momentos entrañables. “Somos guardianes y curadores de este pedacito de historia” dice José Ramón con profundo orgullo. “Sigue aquí por el cuidado, el cariño y el entusiasmo que se ha puesto en él”, añade Mariana, quien se considera afortunada de ser parte de este gran legado.

Los hermanos Pérez Ocejo, al igual que su padre, Enrique Pérez Benítez, quien a la fecha impulsa la continuidad del proyecto y lidera su renovación, son conscientes de la responsabilidad que implica mantener un espacio tan relevante para la ciudad, donde convergen poblanos de siempre, foráneos, artistas, empresarios, jóvenes, adultos, diseñadores, ingenieros y centenares de oficios cuya relación con el lugar se remite a las vivencias de sus ancestros. “Mi abuelo trabajaba en El Molino”, “aquí nos conocimos”, “desde chiquitos veníamos”, son el tipo de comentarios que emanan de los que lo han hecho parte de sus vidas.

 

Mariana y José Ramón Pérez Ocejo

 

El Molino de Huexotitla es testigo vivo de casi quinientos años de historia. Claro que, aunque mantiene un agradable aroma colonial, ha evolucionado. De la fábrica al granero, al centro cultural, a las áreas ejecutivas, al jardín de fiestas. Siempre en búsqueda de nuevas y propositivas formas de vivir el espacio. “Queremos que sea un espacio que se siga viviendo y hay que buscar renovarlo, respetando su historia”, comenta Mariana.

El símbolo del barrio ha latido y seguirá latiendo por mucho tiempo, explorando nuevos caminos por los cuales su historia pueda continuar. “Se fundó en el siglo XVI y todavía tiene muros del siglo XVI, y seguirá aquí en el siglo XXIII, es lo que yo veo”, opina José Ramón, quien además de apoyar en la administración del Molino, ha sido el arquitecto responsable de rediseñar la funcionalidad y el encanto de sus rincones.

 

 

Actualmente cuenta con departamentos, espacios de oficinas disponibles para quien quiera poder realizar sus actividades cotidianas en un sitio extraordinario y un jardín de eventos que emana la magia del viejo molino junto con algo único, como un espacio fuera del tiempo y de la ciudad (lugar en el que, por cierto, se llevó a cabo la presentación del primer ejemplar de esta revista).

 

 

Referente al tema de su remodelación, por desgracia, el proyecto se vio fuertemente amenazado por el terremoto de 2017. “Fue impresionante ver que algo se puede ir al suelo de un momento a otro. Hubo que tomar decisiones para intervenir y procurar el espacio”, nos dijo Mariana en relación al episodio. Afortunadamente nadie salió herido.

La historia habita en cada uno de sus muros, en sus jardines florales, en sus antigüedades, en sus nuevas instalaciones y, sobre todo, en el esfuerzo que cinco generaciones han puesto en conservar uno de los grandes íconos de Puebla. Gracias al cuidado de la familia, al amor de sus trabajadores, al cariño de los poblanos hacia el proyecto, a la dedicación de siglos invertidos en conservar su patrimonio, El Molino es, y seguirá siendo, el corazón de Huexotitla, donde se respira mejor que en cualquier otro rincón de la ciudad.

 

Te puede interesar