Como si lo anterior no fuera poco, para un restaurante que lleva este nombre resulta algo irónico que la tierra del Barrio de Santiago sea de las más áridas e infértiles de Puebla, gracias a los niveles de azufre que llenan su suelo. Y sin embargo, Chris logró hacer nacer aquí un pequeño huerto que funciona como el corazón del proyecto. Apenas entrar a su casa, este imposible cultivo recibe a los comensales como un pequeño oasis, no sólo en medio de esta tierra tan imposible, sino también de la ciudad.
Al no haber modificado ninguna estructura de la casa original que habitan, la experiencia en Cultivo ya es inmediatamente íntima; algo sorprendente considerando el tráfico que rodea a esta esquina durante el mediodía y la tarde.
A esta intimidad se suma el hecho de que el menú que aquí se presenta es realmente una experiencia única: un menú de degustación que cambia con cada estación. Ningún plato se queda, ninguno se repite. Dijimos que este no era un proyecto fácil. “Igual pude haber tomado otra opción, pero ésta es la que mejor me parecía para poder expresar lo que tenía en la cabeza, que era cómo veía yo cada estación […]. Yo quería contar una historia o dejar que el menú contara una […]. Para mí el inicio de la vida es la primavera y la muerte el invierno, entonces cada ciclo, cada año iniciamos vida y morimos, iniciamos vida y morimos y para mí es muy importante contar esas historias dentro de cada estación”.
El cambio suele inspirar miedo, pero en el caso de Cultivo ha sido una constante que ha generado fidelidad de parte del público, ya no sólo de Puebla, sino de otros Estados que vienen a probar las historias que Chris tenga que contar: “Nuestros clientes empezaron a coleccionar nuestras temporadas, ‘ya vine a la temporada de primavera, también vine a la de verano y además de determinado año”.
El proceso detrás de cada menú es fascinante. Más que por un ingrediente o una tendencia, comienza por “los colores, los olores, las sensaciones, los paisajes. Los aromas que puedes percibir durante la estación, los colores que tú puedes ver en una estación, porque a veces son cuestiones un poco, no sé si llamarlo infantiles, pero como de preguntarle a un niño con qué color relaciona la primavera”. Chris está consciente de que no es lo mismo una primavera en Puebla que en otras regiones, es por eso que sus platillos/paisajes narran la estacionalidad poblana. “El verano se relaciona mucho con la playa, pero realmente en Puebla son lluvias, son quelites, son hongos. Es todo lo que es humedad. Entonces es muy diferente el verano que tenemos nosotros al que tienen otros lados. Justamente también es como tomar en cuenta dónde estamos ubicados, dónde estamos parados, y de ahí partimos para hacer todo el menú. Obviamente también es muy importante considerar ingredientes de la época y también las proteínas tanto animales como vegetales que sean precisamente las que te narren esa historia de una estación”.