Comer es un acto en el que todos los sentidos gozan. Sí, es obvio que el gusto es el más consentido pero,  ¿has hecho consciencia de lo bien que la pasan tus ojos al apreciar la textura y colores de la comida?. Probablemente al hacerlo te maravilles sobre cómo tanto la naturaleza como el ingenio humano nos han regalado un repertorio inmenso de alimentos en el que absolutamente todos los colores saben rico. Este último es sin duda el favorito de muchas tendencias pero aquí te dejamos dejamos 7 platillos que prueban que tanto en la ropa como en la comida el negro es atemporal y delicioso.

Un cachito de Italia vive en Puebla gracias a La Piccola Nostra, un restaurante que por décadas ha llevado a nuestras mesas lo mejor de la comida italiana y alguna que otra sorpresa más. Entre sus pastas artesanales hay 2 que además de deliciosas, son perfectas para este listado: el Linguini Nero, una porción de linguini negro servido con salsa de camarón y calamar al vino blanco y sus icónico Ravioli Dominó, una mezcla de ravioles pintados con tinta de calamar y otros naturales rellenos de salmón y bañados en salsa blanca de eneldo. Ambas son unas delicias.

Si ya has ido a Aliere, sabrás que aquí unx va a sorprenderse. En primera, nos atrevemos a decir que este es uno de los restaurantes más bonitos de Puebla y en segunda su barra y su cocina son deliciosas. En esta ocasión te queremos antojar su Hamburguesa de Camarón: camarón, tocino, alioli de manzana, verdolaga y jitomate, todo entre un pan negro esponjoso.

Las salsas negras —cuya mezcla exacta de ingredientes nos es desconocida— y los mariscos son mejores amigos; juntas van de maravilla. Y el claro ejemplo de aquello es la Torre de Mariscos que se ha vuelto ya un clásico del Atracadero, una marisquería que acerca las delicias del mar a Cholula. La Torre es el sueño de cualquier amante de los sabores del mar. Atún, pulpo, camarón para cóctel, camarón cocido en limón y aguacate, todo bañado con la salsa de la casa. Te juramos que vas a dejar el plato limpio de lo rico.

Sin duda unl lugar para agudizar nuestros sentidos y apreciar hasta el color de la comida es Comedor 360, que con su enfoque mindfulness es solo una parte de la propuesta por y para el cuidado que es Cartesiano. Entre los platos que destacan en este monumento al bienestar está el Frutti di Mare in Salsa Nera. Esta joya culinaria en salsa de tinta de calamar, servido con camarón, pulpo y mejillones cocinados en aceite de ajo, vino blanco y queso parmesano espolvoreado, representa la maestría y el compromiso de Cartesiano con la cocina consciente. 

Cada platillo en Finca Ensamble revela el compromiso hedonista que tiene este oasis cholulteca con sus comensales. Entre los tesoros culinarios que resguarda este lugar, el Aguachile Negro de Camarón. Este platillo que fusiona la frescura del mar con la intensidad de la salsa negra y el chile tatemado es una muestra clara de la atención meticulosa y la calidad de ingredientes que definen la propuesta gastronómica de Finca Ensamble. 

Coyotitla va más allá de lo convencional en mútiples sentidos. Primero que nada, es una cooperativa arraigada en San Mateo Ozolco, dedicada a la producción de variedades de maíces endémicos. Su propuesta helada es única y cautivadora, destacándose por helados y malteadas inusuales como Maíz Azul, Maíz Rojo y Maíz Cacahuazintle.

Este listado podría tener toda una segunda parte dedicada a Maizal, un tesoro poblano en el que la experimentación, el amor por los sabores mexicanos y la obsesión por el color negro no tienen límites. Este color es sello de la ingeniosa cocina de Daniel Nates, y aunque  esté presente en más de un platillo el que para nosotros expresa mejor las cualidades anteriores es sin duda su original Molote Negro de Tinga de Pato, con masa de maíz y tinta de calamar, relleno de tinga poblana de pato, huesillo, crema ácida, clorofila de pipicha y salsa macha de insectos.