¿Por qué los taqueros son hombres y las memeleras mujeres?

Un intento de respuesta

¿Por qué los taqueros son hombres y las memeleras mujeres?

La pregunta es sencilla, la respuesta no tanto ¿Por qué solo hay taqueros hombres y memeleras mujeres? Es una cuestión como el huevo y la gallina. Una pregunta que siempre está ahí pero solamente quien indaga más puede llegar a tener una respuesta un tanto satisfactoria.

Pero ¿por dónde empezar? Debo admitir que hay más información sobre el tema en internet de lo que esperaba. Al parecer cuando los mexicanos nos damos cuenta de esta obviedad nos basta tener algo parecido a una teoría para compartirla en el ciberespacio. Por mi parte, decidí que antes de ingresar a este mundo de información debía platicar directamente con las personas cuyos trabajos nos tienen aquí: los taqueros y las memeleras. 

Zenaida Hernández de “Las Poderosas” y Maria Guadalupe Ventura de “Antojitos Lupita” llevan más de 20 años haciendo memelas, las dos aprendieron el cómo gracias a otras mujeres y su respuesta cuando les hice la interrogante de por qué los hombres no las hacen fue rápida y sencilla: 

“los hombres no hacen tortillas”

Palabras más, palabras menos, las dos tuvieron la misma respuesta contundente a pesar de que hablé con ellas en diferentes momentos, y eso a mi me dice mucho.

Que el horario es la razón por la cual las mujeres se dedican a las memelas y los hombres a los tacos es una teoría común en internet, y aunque puede tener algo de cierto, fue hasta que encontré un texto de Graciela Alcalá y Juan Pedro Viqueira titulado “De la quesadilla al taco: un mito mexicano”, que pude empezar a formular una respuesta que pudiera considerar convincente.

Ellos exponen que la división del trabajo es algo inherente al humano, y aunque cada vez el género lo condiciona menos, sigue habiendo labores que son consideradas más femeninas o más masculinas. En la cocina, por ejemplo, ya es lo más común del mundo que existan los chefs, pero ¿te los imaginas haciendo tortillas? Ajá, aunque probablemente varios sí las hagan, en el imaginario colectivo la transformación del nixtamal en tortillas, memelas y quesadillas es totalmente atribuido a las mujeres. Zenaida y Maria Guadalupe ejemplifican a todos los mexicanos al decir que los hombres no hacen tortillas.

Incluso, como exponen Alcalá y Viqueira, esta creencia viene desde nuestros mitos. Probablemente han escuchado la leyenda maya de cómo los dioses crearon al hombre a partir de masa de maíz, convirtiéndo a esta en sagrada y creadora de vida. Las mujeres son las únicas que pueden revivir este proceso sagrado de crear vida, y por eso su conexión tan grande con este insumo tan preciado en nuestro país.

Que a las personas no les da confianza cuando un hombre hace memelas o tortillas fue la respuesta que recibí al exponerle la cuestión a Manuel Maceliano, el cual lleva 8 años siendo taquero. Él me dejó claro que no es algo que a él le importe, pero después de comprender la relación tan directa con la que asociamos a las mujeres con la transformación del maíz, su respuesta tiene todo el sentido del mundo. 

Manuel también me ayudó mucho a entender la otra parte ¿por qué muy pocas mujeres son taqueras? Como me explicó, el proceso de hacer un trompo requiere de mucha fuerza, y aunque no duda que una mujer lo pueda hacer, físicamente es más probable que a un hombre le cueste menos trabajo. Tener que afilar todo el tiempo los cuchillos y estar tanto rato frente al fuego son otros dos factores físicos que hacen que el género masculino tenga mayor injerencia en este trabajo.

Si nos vamos a cuestiones más antropológicas, en el texto que mencioné anteriormente también se expone que según Max Weber en su escrito Historia Económica General, cuando en las primeras sociedades se hizo la división del trabajo, fue al hombre a quien correspondía la preparación de la carne. Eso también puede explicar que la mayoría de los carniceros son hombres.

Es obvio que estos no son absolutos. Claro que existen mujeres que hacen tacos y hombres que hacen memelas. Pero que en un mundo en donde nos cuestionamos los roles de género en todos los sectores laborales, llama la atención que no nos parece importar que estos continúen. En realidad, lo tenemos tan naturalizado que ni siquiera pensamos en ello.  

¿Esto cambiará en algunos años? No lo sabemos. Por ahora estas respuestas son las que considero más convincentes y qué padre descubrir que detrás de una pregunta que pareciera tan sencilla, podemos aprender tanto de por qué los mexicanos pensamos como pensamos.

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