Cartesiano: nuevos puntos en el plano gastronómico
A pesar de su naturaleza caótica y vibrante, Puebla se ha mantenido fiel a sus coordenadas. Cada punto es el mismo, las calles y sus edificios no se mueven. Pero la ciudad, de alguna manera, también evoluciona; no se estanca ni se detiene, logrando ser un espacio que dialoga constantemente con el pasado, el presente y el futuro. Algo similar ocurre con la gastronomía poblana. Las técnicas, los ingredientes y los recetarios siguen ahí, inmutables, pero al mismo tiempo existen lugares y personas que reinventan la gastronomía local, creando nuevos puntos en el plano.
Son justo esas nuevas coordenadas, tanto de la ciudad como de la gastronomía, las que han convertido a Cartesiano –aquel oasis en medio de un laberinto de concreto– en un lugar que conecta exitosamente la tradición con lo contemporáneo, desde su espacio (donde conviven vestigios del ayer como Casa Dos patios y Casa Arcos, dos edificaciones de finales del siglo XV y principios del XVI que resguardan restos de una residencia de monjas y una fábrica de mosaico poblano) hasta su restaurante, cuya carta acaba de ser renovada.
Nuevos clásicos
Para darle un nuevo aire a la carta del restaurante Cartesiano, el chef Antonio Trillo propone darle mayor peso a los sabores de siempre, los que el paladar poblano conoce y los que los visitantes esperan, pero con un giro diferente, que sus visitantes “logren conocer muchos platillos emblemáticos de la república y que los conozcan bien. Lo mismo con la cocina poblana […], una cocina muy particular que tiene una mezcla tanto de ingredientes como de técnicas culinarias […], y quien ya los conoce diga: yo los como ahí porque los hacen de una forma muy única y especial”, según nos comenta Trillo.
“No sólo tenemos la comida típica, también utilizamos ingredientes y técnicas de la cocina tradicional pero con creaciones elaboradas y platillos propuestos por mí”. Cartesiano no planea ofrecer lo de siempre, lo que puedes encontrar en otros lados, sino innovar dentro de lo típico. Aquí el comensal hallará cocina poblana hecha de forma diferente, o bien, con los ingredientes y técnicas que ya conoce pero cuyo resultado es nuevo. “Una cemita con una milanesa de arrachera, con una costra de chicharrón”. Un clásico reinventado.
Para llegar a estos platillos es importante repasar el pasado. “Es cocina de rescate. Recetas que se rescatan desde abuelitas y consejos de señoras”, que se deben de apreciar y degustar en forma: de las entradas, frías y calientes, pasando por las sopas, hasta los platos principales e incluso los tacos de autor. Aunque también encontrarás, para paladares que les gusta el cálido sentimiento de lo familiar, una sección dedicada a la cocina internacional.