Como Cholula no hay dos. Bueno, en realidad sí: San Pedro y San Andrés. Pero juntas hacen una de las zonas más importantes de nuestra ciudad. Coronada por la majestuosa Tlachihualtépetl (la pirámide con la base más grande del mundo), Cholula es magia pura.

Cholula es nuestra Ciudad Sagrada gracias a las personas que la viven, que la trabajan, que la disfrutan. Las dos Cholulas son punto de encuentro entre la tradición y lo contemporáneo; entre el día, con sus cafés, restaurantes o boutiques y la noche, con sus bares, licorerías y cantinas (innegable que aquí está de lo mejor de la vida nocturna poblana); entre el arte de galería y el urbano, que conviven con una armonía pocas veces vista.

En esta edición de #BarriosPuebla, presentamos las recomendaciones más suculentas en Cholula para salir a comer con tu mascota, visitar un museo o galería, o como punto de encuentro entre amigos:

“Queríamos hacer un lugarcito que se disfrutara sin importar la parte del mundo donde se encuentre, sin pretensiones, relajado; con una atmósfera bien cuidada: desde la selección de música hasta la gente que atiende. Así que nos enfocamos en eso. Y claro, en tener las mejores pizzas: creativas, originales, con buenos ingredientes”, así describe Arturo a La Berenjena, un proyecto que concibió hace más de una década junto con Mario, y que hace 8 años abrió sus puertas.

Durante este tiempo se han convertido en algo más que un favorito, no sólo de Cholula, sino de Puebla: un clásico. El secreto está en los principios con los que trabajan: una dedicación absoluta en todo lo que hacen; una atención al detalle extrema; un enorme respeto por lo local (todos sus ingredientes son hechos, o por ellos mismos o por productores locales); y mucho, mucho cariño por quienes los visitan.

Lo que hace más de una década comenzó como un carrito que vendía pizzas acabó por convertirse en uno de los restaurantes más emblemáticos de nuestra ciudad. Uno que hoy cuenta con tres sucursales y que tiene grandes planes para el futuro.

El objetivo principal era crear un restaurante que genere conciencia social y ecológica. A partir de eso se creó todo lo demás: el concepto, los platillos, la decoración y hasta la selección de insumos son consecuencia del dicho objetivo. El nombre viene de la mezcla del animal espiritual de ambos socios: la grulla, de ahí: Gru Grú. Amelie, chef y Rodimil, arquitecto, quisieron trasladar su cotidianeidad al restaurante, y así, todo lo demás se fue dando.

“Queríamos que todo fuera congruente”, nos dice Rodimil, y continúa: “Amelie aprendió con un chef vietnamita a hacer sushis y de ahí enseñamos a todos en cocina. Nos costó pero al final ha valido la pena”. Todo tiene una razón de ser y no predican nada que no practiquen: “somos pet friendly porque nosotros tenemos una mascota”, nos dice Amelie, “por ejemplo yo soy vegetariana, por eso decidimos sólo usar cuatro pescados que no estén en vía de extinción y también hacer rollos completamente vegetarianos”.

Sin duda es un concepto radical: “aquí comes con las manos, no hay productos comerciales como refrescos; a algunos les genera shock, otros no lo aceptan. Es algo diferente, nuevo, le damos sabores distintos a todo y eso nos hace distintos. Elegimos Cholula como casa porque aquí el aire que se respira es liviano, es más tranquilo, puedes caminar, andar en bici, la gente es muy honesta. Es un barrio multicultural y es muy abierto, inclusivo. Somos muchos los que hemos elegido Cholula como nuestra casa”.

“Un espacio lleno de contradicciones, de amor, de sabores ricos, de nuevas y viejas ideas, de tranquilidad, de gozada”. Así describe Juan del Castillo a OCHO30; él es chef ejecutivo y uno de los cuatro integrantes de la familia que lleva este restaurante, surgido cuando “se juntó la necesidad con las ganas y el amor”.

A ocho años de distancia es imposible no tener un platillo favorito (o varios), pero si acaso eres nuevo a la experiencia, aquí una lista de imperdibles de parte del chef mismo: “La Ensalada Chingona es ya un ícono del lugar. Mezcla de lechugas, arúgula, queso gorgonzola, fresas, nueces acarameladas, jamón serrano y un aderezo de balsámico dulce. Los Escargots son caracoles que servimos encima de sombreros de champiñones, les colocamos una mantequilla de ajo, coñac, perejil y los metemos al horno de leña a que se cuezan”, y para acompañar, “una Mezcalina, cóctel a base de mezcal de punta, jugo de limón, jugo de naranja, hielo frappé y sal de gusano”. Nosotros agregaríamos sus pizzas, ensaladas y para cerrar, su mítico Red Velvet.

Probablemente el hecho de que sea una familia la que opere este restaurante hace que sea inevitable sentirse como en casa. A eso y a su cocina honesta, su actitud desenfadada, sus necesarias contradicciones, el amor por lo que hacen y a ese lema tan certero: en OCHO30 cabemos todos.

Para empezar a describir este lugar tenemos que partir del significado de su nombre: Na’an quiere decir ‘dar’ en mixteco, y es que aquí todo se trata de compartir buena comida, buenos momentos, y sobre todo, la pasión por las tradiciones.

En un esfuerzo por rescatar la cultura mixteca nace este restaurante que honra la cocina mexicana con cada uno de los platillos que preparan. Armando Cajero, chef y propietario, nos cuenta que fueron “alrededor de 2 años de investigación y viajar por Puebla”, el tiempo que le dedicaron a la planea- ción y creación de Na’an.

Cocina vanguardista en un lugar rústico, donde se rescatan y revalorizan ingredientes que son “ya muy poco usados en la cocina mexicana”. El menú cambia con la temporada, lo que garantiza insumos siempre frescos; además de que contribuyen a los ciclos de la tierra, volviendo a las formas de sembrar, cosechar y cocinar con lo que la tierra nos da durante todo el año.
¿Los imperdibles? Betabel envuelto en masa de maíz y cenizas cocinado directo a las brasas, acompañado con romeritos, espuma de suero de yogur, chips de ajo, zanahorias fermentadas y aceite de hoja santa; chayotextle (raíz de chayote) frito en tempura, con emulsión de hojas de cebollas, rábanos tierno y ores de nabo; y el ceviche de trucha semi curada y betabel.

En Mercado Negro encuentras piezas que no están dentro de lo establecido o dentro de la norma del mundo del arte. Así lo conceptualizaron Nora Adame y Alejandro Osorio, quienes abrieron las puertas de la galería en 2014 a propuestas jóvenes y consolidadas del arte contemporáneo “como una iniciativa independiente ante la escasez de oferta de espacios de encuentro entre creativos y sus públicos”.

El proyecto surge con el objetivo de difundir y posicionar propuestas artísticas actuales entre los coleccionistas más importantes de Puebla y el país. Su misión es orientar a los clientes, tanto quienes ya cuentan con una colección, como aquellos que se inician dentro del mundo del coleccionismo. Para Alejandro y Nora, el principal impulso del proyecto, es “el apoyo y el seguimiento cercano y constante de las carreras de nuestros artistas y de nuestros clientes”. Una cadena que beneficia al artista, galerista y coleccionista. Además, al igual que el barrio que los alberga, Mercado Negro es un espacio inclusivo y diverso, como muchos otros en la zona, “es poco convencional porque concentra diferentes actividades artísticas bajo el mismo techo”. Y vaya que las hay: tienen un showroom con más de 20 artistas en bodega con obra para mostrar y vender; un programa de exposiciones de artistas jóvenes que va cambiando cada 2 meses; un programa de formación de públicos que incluye presentaciones, charlas y ta- lleres con artistas y otros agentes relacionados con industrias creativas vinculadas al arte y cultura contemporánea.

Quadrivia es, de acuerdo a Alessandro Schiavon, “un laboratorio de cultura, arte, ciencia y sirve como sede para exponer estas cosas, para trabajarlas de manera diferente”. Es un lugar de encuentro, tal y como su nombre indica, “es el camino donde cruza la aritmética, la geometría, la música y la arquitectura. Es una mezcla de todo. Un espacio de encuentro de todas las áreas”.

El lugar y todos aquellos que los visitan son tan diversos como Cholula misma. Es un centro cultural y de cine con servicio de restaurante, cafetería y bar. Hacen de todo y para todos: “tenemos cine (que generalmente es gratis) y nuestro espacio principal trata de emular la experiencia de contar historias alrededor de una fogata, por eso es como una cabaña e intentamos que todo se haga al aire libre, conviviendo con la naturaleza, promovemos mucho la ecología”.

“Nos gusta pensar que somos muy incluyentes, más que exclusivos. Promovemos la diversidad y la mezcla de las diferentes disciplinas”. En pocas palabras, un lugar sin pretensiones y en el que es un hecho que todos nos sentiremos a gusto.

Su lema más reciente es directo y concreto: hay una sala de cine en Cholula; sin embargo, Casa Nueve es y ha sido mucho más que eso. Desde su creación en 2012, el proyecto iniciado por Mariana Peláez y Alfredo Atala es un espacio en el que la gastronomía, el arte, la fiesta y por supuesto el cine se encuentran.

Al igual que el barrio que los vio nacer, Casa Nueve es un espacio diverso en el que todas las propuestas y expresiones tienen cabida: desde proyecciones de cine documental o ciclos de cine curados por expertos de nuestra ciudad; pasando por conciertos de bandas locales, nacionales e internacionales; hasta talleres o bazares de diseño. Por supuesto, no podemos dejar de mencionar su galería gastronómica, que los lleva más allá del concepto de restaurante: cada platillo que sirven aquí es una obra pensada y diseñada para satisfacer a los sentidos.

Durante 6 años, Casa Nueve ha sido uno de los espacios culturales independientes más importantes, ya no sólo de Cholula, sino de Puebla, tarea nada fácil que los hace inevitablemente uno de nuestros lugares más queridos.

Consciente, saludable y local. Tres palabras esenciales para comprender a este favorito de los poblanos. Recaudo es consumo consciente. Son un restaurante que surge de la iniciativa de apoyar a productores locales y aledaños. Su carta cambia cada temporada, respetando así los ciclos de los cultivos, aprovechando al máximo sus sabores y promoviendo el consumo responsable.

El nombre de este espacio se da porque recaudan en un mismo lugar alimentos de diferentes productores de la zona. Como lo hacían nuestras abuelitas, preparan el recaudo para nuestros guisos favoritos (como los chilaquiles).

Tienen desayunos y comidas de martes a domingo y cada tres meses tienen su famosa cena de temporada para recibir los nuevos cultivos. Si aún no la has probado, te recomendamos que vivas esta experiencia de cinco tiempos con vino y música en vivo.

Por si lo anterior no fuera suficiente, en Recaudo elaboran sus propias mermeladas, salsas, aderezos y pan. Mezclan los demás ingredientes para generar una explosión de sabores en tu paladar.

Recaudo es más que un restaurante. Es conocer al productor, su cultivo, conocer el proceso y lo que hay detrás de cada alimento. De eso se trata, de hacer crecer el barrio al mismo tiempo que crecemos con él.

Importado directamente desde Oaxaca, Diente de León llegó cuando Cholula menos lo esperaba y más lo necesitaba. Hace poco más de cuatro años, este concepto apostó por aquella ciudad sagrada de la que había escuchado tenía una de las mejores vidas nocturnas del país.

El resultado fueron y han sido muchas de las mejores noches que ha vivido San Pedro en casi un lustro, trayendo siempre a talento internacional, pero sin perder de vista al local. Venir a Puebla y no ir al Diente de León podría representar una gran oportunidad perdida, porque ya sea que alguno de tus músicos o DJs favoritos estén tocando, o que simplemente te estés perdiendo de una noche épica.

Diente de León nos recuerda la mística que hay detrás de cada fiesta y lo importante que es la vida nocturna para las ciudades. Pocas veces el mezcal, la música y el diseño se han mezclado tan bien.

El alma de Cholula está en lo local, en lo hecho por la gente que la vive y la trabaja. Son justo esas características las que comparte la Cervecería Bilderberg, un espacio creado para, en sus propias palabras, “romper con el status quo de la cerveza”.

Aquí encontrarás cerveza 100% artesanal y 100% poblana, con 12 estilos que satisfacen a todos los gustos y que son adecuados para toda ocasión, tal y como los rincones de esta casa de malta: ya sea su barra, para disfrutar de la cerveza directamente salida de la llave; su terraza, perfecta para reunirte con los amigos ante los calores de la primavera; o la planta, donde crean las bebidas de la casa: Jackson, Rockefeller, Rosenberg.

Si estos nombres te suenan no es casualidad, se inspiran en figuras poderosas que eran parte de la sociedad secreta de la que esta cervecería toma prestado su nombre. Conócelos y descubre el secreto detrás de cada trago.