Un plato grande, rebosante, solo puede ir al centro. Comer une, la mesa tiene ese poder de congregar a amigos, familias, parejas, cualquier grupo variopinto de personas, incluso desconocidos. Y es que además de alimentar, la comida es un pretexto perfecto para hablar. Es un lubricante social nato, sobre todo si en la mente de uno o dos presentes está el de pedir una entrada. Debates, peleas y diálogos, todo ocurre para que uno de esos platones llenos llegue al centro de la mesa. 

Existen un montón de botanas, aperitivos, entradas y otros manjares difíciles de bautizar. La clave para escoger alguno es escuchar al antojo de los presentes, aunque si nadie se pone de acuerdo, no te preocupes que aquí te dejamos 10 que seguro les harán agua la boca. 

En Musgo casi todo es para compartir, o por lo menos tiene el tamaño suficiente para hacerlo en parejas. A pesar de sus porciones Musgo tiene en su menú PM (que recién estrenaron) una sección Para compartir. Justo ahí están estas Papas fritas y Helado, un platillo que como augura su nombre consiste en papas fritas acompañadas de helado de queso parmesano y tocino crocante.

Para ir a Aliere no hacen falta pretextos, pero si lo hicieran, su Bar es el mejor. Inspirados en la riqueza del mediterráneo, Aliere explora las cocinas de las costas de paises como España, Croacia e Italia para armar un menú delicioso tanto para ir a desayunar, brunchear, comer y merendar. Pero para este listado, hablaremos de la cara más relajada de Aliere, su Bar, el cual cuenta con un menú propio pensado para disfrutar los tragos. Opciones hay varias, pero puedes probar todas en su Plato Botanero: Croquetas de jabugo, tosta de ibérico, tapitas, tortilla de patatas y nuestras favoritas, las aceitunas empanizadas.

Parlante es una mezcla sabrosa de culturas, ingredientes y cocinas. Aquí la sazón latina encuentra un punto medio con la Italiana, haciendo de su carta una fiesta para el paladar. Entre las opciones que tienen para arrancar el festín, una de nuestras consentidas es la Burrata Mexicana, servida con ensalada de espinaca y arúgula, cacahuate garapiñado y aceite de chile de árbol.

No importa de qué tengas antojo, seguro que en Tagers lo puedes saciar. Firmes creyentes de la magia de lo cotidiano y del apapacho a través de la comida, en cualquiera de las sucursales de Tager hallarás un montón de opciones para abrir el apetito o para botanear: su Chicharrón de portobello, sus Shrimps bombs —unas croquetas de camarón con queso crema, cebolla, apio y tocino acompañadas de un dip cremoso de chipotle o sus Boneless de coliflor, unos floretes de coliflor empanizadas con panko, acompañadas de aderezo: mango habanero, tahini, whiskey bbq o búfalo.

El clima anda loco, a veces con el frío unx no puede dejar de pensar en un café caliente, otros días el calor es insoportable y tu mente no suelta el Brew Tonic Maracuyá de Cotidiano. Cuando el caso es el segundo y además, vas en compañía, no se nos ocurre mejor opción para complementar que el Bowl de chips horneadas que acaban de agregar a su carta: betabel, malanga, camote y piña deshidratados con chilito, salsa y limón. 

No sabemos cómo, pero Leudo entiende todo tipo de hambre y antojo. Sí, este es la meca de los ahumados, pero en contra de lo que podría esperarse, también es un paraíso para quienes aman los vegetales. En este proyecto, si vienes con ganas de que te tumbe un solo platillo individual, hay opciones excelentes, pero también si quieres terminar igual de satisfechx con un cúmulo de picoteo al centro. Si eres de los del segundo equipo, toma nota: para abrir el apetito, un festín de verduras sobre una cama de hummus con falafel o nuestra más reciente obsesión: sus pepinillos (hechos en casa), fritos, con pastrami, dijon y scallions. Un apapacho ácido, crujiente y sabrosón.

La comida española y la mexicana tienen muchas cualidades en común. Una de ellas es la fiesta de mezclas y combinaciones que pueden desfilar en el centro de una mesa. Dabuten es un proyecto dedicado a resaltar y experimentar con estos puntos de encuentro entre lo español y lo mexicano —más específicamente con lo poblano—. Prueba perfecta de ello es un platillo que nos voló la cabeza desde que lo leímos en el menú y que funciona perfectamente para compartir: su Tortilla Española con papas confitadas, ajo, cebolla amarilla, alioli de ajo rostizado, hojas verdes y, el giro inesperado pero glorioso, huitlacoche. Un plato que no se anda con rodeos.

Si pensamos en platillos que fueron hechos para que haya mucho movimiento sobre ellos, sin duda estamos hablando del fondue. Y en Alsacia, este nuevo rincón de inspiración francesa en Plaza MareSella, lo saben bien. Con una carta que privilegia ingredientes locales bajo técnicas clásicas y una cava cuidada para complacer tanto a conocedores como a amateurs del vino, aquí el centro de la mesa se convierte en una celebración. Su fondue es un plato cálido, cremoso y perfecto para cuando quieres alargar la sobremesa y compartir una botella entre amigxs. Pan artesanal, vegetales y frutas para sumergir —como quien se tira al placer sin culpa.

Puebla tiene sabores que no se olvidan y Moyuelo lo sabe. Por eso, en cada plato que sirven hay un guiño a la tradición local con un giro contemporáneo. Ya han conquistado nuestros corazones (y estómagos) con sus cemitas de autor, chalupas, pepitorias y huazontles. Pero si de platillos al centro se trata, su Burrata con betabel y ajochile se lleva los reflectores. Cremosa, vibrante, con ese toque dulzón del betabel y el picor sutil del ajochile, es el tipo de botana que no dura ni dos minutos una vez que toca la mesa. Perfecta para compartir… o no.