Por Antonio Nates

Hecho para experimentar una explosión de sabores y aromas, con un llamativo color ámbar que rompe el molde de lo que es el vino; lo primero que uno piensa de este vino es que proviene de alguna fruta como la naranja, mandarina, hasta la guayaba o alguna otra de tonalidad similar. Pero en realidad, el vino naranja es jugo fermentado de uva blanca con maceración de pieles (como si hiciéramos vino tinto), de ahí provienen un sin número de factores que lo hacen entrar en una nueva categoría de vino. Eso sí, la primera vez que lo pruebes debes estar listo para que en tu cabeza se crucen los cables.

Las continuas guerras en Europa del este –en Georgia, para ser más específicos, en donde nació no sólo el vino naranja sino el vino en general– enterraron esta tradición. Es por eso que durante décadas se fue removiendo este tipo de vinos. Otro factor importante es que jamás va a estar en todos los anaqueles del supermercado porque para producirlo se necesitan una serie de factores únicos.

Para un vino blanco con maceración (es decir, un vino naranja) que trascienda en nuestras mentes se necesita extraer muchas características de la piel de la uva, la viticultura debe ser orgánica o biodinámica, buena madurez de la uva para que la piel y la pulpa tengan un equilibrio y sobre todo, mucha paciencia. Debido a lo anterior, el costo es más alto y como en el vino tinto, en el naranja se tienen más compuestos fenólicos, más astringencia, resiste más el tiempo, tiene tanino y un sinnúmero de diferencias.

Marida con tantas cosas que te puede sacar de un apuro, pero todo depende del tiempo de maceración y la crianza que el vino pudo llegar a tener. Aquí te enumero los tres estilos que para mí son los que más desentrañan el nuevo, pero a la vez viejo mundo del vino naranja:

1. 1. Naranjas ligeros: Éstos se hacen a base de uvas con alta acidez como la Sauvignon Blanc, Albariño y algunos Chardonnay que no tienen crianza, las maceraciones son cortas, de menos de 7 días y no tienen casi barrica, suelen fermentarse y añejarse en ánfora de barro o terracota española y son excelentes para sustituir los vinos blancos que siempre usas para acompañar esas ostras o ceviches en la playa. 

Recomendaciones: Lammidia Moon Tonic / Testalonga Baby Bandito Stay Brave / Got Oggau Theodora

2. 2. Naranjas aromáticos: Si lo que te gusta son los vinos súper florales/tropicales hay muchas opciones en el mercado del vino naranja, escoge uno de uva Moscatel o Malvasia, que son las más usadas para generar este perfil en el que encontrarás guayaba y flores blancas, pero a diferencia de una gewürtztraminer normal esta opción de naranja será mucho más jabonosa e intensa, con un sutil tanino en boca ideal para acompañar Tartar de res o de cecina.  

Recomendaciones: Serraguia Bianco Riserva, Escala Humana Liveera, Casique Maravilla Naranja.

3. 3. Naranjas con crianza: La crianza en el vino naranja es muy común. Encontramos tantos productores usando largas maceraciones de la uva que van desde 2 semanas hasta 400 días. Este es el estilo más clásico y más destacado a nivel mundial; en él podemos encontrar a los productores más legendarios de vino naranja, quienes utilizan, además de la amplia maceración con pieles, una amplia crianza ya sea en botella, fudre, barrica, cemento, terracota y otro sinfín de incubadoras. Debido a su amplitud en boca y tanino, parecido al de un nebbiolo del Piamonte, va perfecto con moles y pipianes o con la proteína más grasosa que encuentres. 

Recomendaciones: Caspri Luna Blu, Radikon Oslavje, Gogi’s Cradle of Wine.

El fascinante mundo del vino ámbar es uno de los descubrimientos más excitantes en mi carrera como sommelier y eso lo hace algo tan abrumador en cierto modo: me enseñó que regresar a los inicios de cómo se hacía el vino y romper el molde, puede llegar a ser lo mejor. 

Dale una oportunidad, te prometo que te cambiará la forma de ver el vino. 

Todas las recomendaciones las tenemos en @maizalcocina y debido a las bajas producciones llega poco al país.