Harvard Bass: techno mexicano conquistando el mundo

El próximo 22 de septiembre en Diente de León

Harvard Bass: techno mexicano conquistando el mundo

Por Lados B.

 

Mexican-American bad-boy”. Así se describe Víctor Hugo Ramos en su perfil de Soundcloud, donde se encuentran los mixes y remixes que ha lanzado bajo el pseudónimo con el que se le conoce internacionalmente: Harvard Bass. El sandieguino de adopción tijuanense es hoy uno de los nombres más relevantes para aquellos clavados del techno, la electrónica after-hours, el fenómeno Boiler Room y las pistas de baile de nicho.

Es posible trazar el origen de este productor a una escena que encuentra sus raíces electrónicas en lugares particulares. Las semillas plantadas por todos aquellos que formarían parte de Nortec Collective —artistas tan influyentes como Pepe Mogt o Ramón Amezcua— dejaron en Tijuana un boom de electrónica que fue más allá del famoso Nortec Collective; aprovechando la reputación peligrosa, oscura y seductora de la ciudad para construir una identidad musical under que no se dio en el resto del país hasta varios años después. De este legado se empapó Víctor Hugo en su adolescencia.

Si bien, sus primeros roces con la electrónica se dieron en Tijuana, la visión que Víctor planteó para sus trabajos de producción comenzó con una fascinación por el hip-hop, los sonidos electrónicos de Chicago y la vanguardia dance europea. Esta tendencia es clara en sus trabajos realizados entre 2009 y 2011: Caked / 81, Pruno y la colaboración con el legendario Green Velvet, Techyes. La buena implementación de las bases minimalistas del techno de estos EPs pusieron a Harvard Bass en el mapa de la electrónica internacional. No obstante, como Víctor Hugo expresó en una entrevista con Noisey, las fundaciones electro de estos temas —y la evolución del productor hacia otros lares de la electrónica— hicieron que con el tiempo se desentendiera de ellos. De hecho, no aparecen en su perfil de Soundcloud, que al ser manejado por el artista, ejemplifica la visión que quiere que tengamos de su música.

Para 2012, su sonido se alejó de este lado electro en favor de la construcción de su identidad musical actual. Su trabajo más antiguo disponible en la plataforma ya mencionada, los tracks de Bug Juice, suponen un rompimiento con los breaks de canciones como “Caked” o el ánimo jovial de “The Funky One”, una de sus colaboraciones con Bart B More. Con Bug Juice, Harvard Bass comenzó su acercamiento a lo que hoy podríamos reconocer como “el sonido Boiler Room”: oscuro, minimalista y descarado. Fue también, alrededor de trabajos como Erasers & Chalk o “Cream” que su música comenzó a tener mayor protagonismo de líneas vocales.

Finalmente, en 2013, llegó el primer LP del productor: Stay True. Al ser un formato relativamente raro en los géneros en los que Harvard Bass se desarrolla, es interesante escuchar cómo el artista sacó provecho de su duración. Hay guiños al house y acid house de los ‘80, al minimal de Detroit y Berlín e incluso al big beat de mediados de los ‘90. Este álbum resume en gran medida las etapas, influencias y divergencias de la carrera de Harvard Bass, convirtiéndolo un gran punto introductorio para su discografía.

Al día de hoy, con EPs como Relocation o The Grand Master, Harvard Bass sigue siendo un referente de la electrónica para exquisitos. Visiones como la suya dentro del techno y el dance hacen que un género que tiene bases rítmicas muy definidas, y hasta cierto punto predecibles, se mantenga con vitalidad, cada vez más cerca de una audiencia mainstream en busca de algo diferente para la pista de baile. El “Mexican-American bad-boy” pasó de ser un curioso en Tijuana a un nombre internacional, tocando en todas las capitales electrónicas del mundo: de Ibiza a Berlín, de Tokio a Chicago.

Harvard Bass estará en Puebla el 22 de septiembre, dándole vida a la pista de Diente de León en Cholula, cortesía de Bethlem.

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