Almacena tus alimentos inteligentemente

Pola Cocina al rescate

Almacena tus alimentos inteligentemente

Llegando del súper o del mercado es momento de almacenar los alimentos. ¿El reto? Que duren el mayor tiempo posible en nuestras cocinas. Lograrlo no es tan sencillo como meter las bolsas al frigorífico y ya, hay productos que deben dejarse fuera, otros que deben separarse y algunos que hay que cambiar de recipiente. Incluso la repisa del refrigerador que usemos es importante, pues la temperatura no es la misma en todas ellas. A continuación te propongo algunas reglas básicas para el mejor almacenamiento de los alimentos más comunes. 

Lácteos

La fecha de caducidad de leche, yogures y quesos indica el periodo de mayor frescura de estos, pero no significa forzosamente que pasada esa fecha estén echados a perder. Por algo se dice que el queso es el salto que da la leche hacia la inmortalidad. O por ejemplo, es rarísimo que un yogur no sirva. Hablando de lácteos, es recomendable fiarse del olor y aspecto del producto para decidir si podemos consumirlo pasada la fecha marcada en el empaque. 

Tal vez te sorprenda, pero es mejor comprar o almacenar la leche en recipientes de plástico o vidrio que en los de cartón. Aunque estos últimos mantienen fresco el producto en su interior, suelen alojar bacterias en la parte de afuera, las cuales se cuelan poco a poco cada vez que servimos. Lo mismo sucede con la crema. Si pasamos algún lácteo a una jarra o cremera, no se deben devolver al recipiente original sino cubrirse bien con plástico de cocina al regresarlos al refrigerador.

En cuanto a los quesos, estos deben conservarse en su empaque hasta el momento de usarse. Si llegan a sobrar, lo mejor es envolverlos en papel aluminio antes de volverlos a guardar.

Frutas y verduras

Por muy bonito que se vea, no se deben de mezclar. Hay que guardar las manzanas con las manzanas, las papas con las papas, las calabazas con las calabazas, etcétera. Esto se debe a que cada una despide gases que pueden pudrir más rápidamente a otros productos.

Para evitar que se sequen, hay que guardar las verduras en una bolsa perforada o abierta. Esto permite que la humedad se mantenga y a la vez que el aire circule. Otra regla importante es no lavar las frutas y verduras antes de almacenarlas sino al momento en que se van a usar, pues la humedad hace que se pudran o llenen de hongos con más facilidad.

No todos van directo al refrigerador, hay algunas frutas y verduras que deben almacenarse a temperatura ambiente. Manzanas, aguacates, plátanos, limones y otros cítricos, ajo, jengibre, cebolla, jícama, mango, kiwi, papaya, durazno, pimiento, piña, ciruela, granada, papa, camote, tomates y jitomates son los más comunes de ellos. En cambio se deben refrigerar: champiñones y setas, moras y cerezas, alcachofas, betabel, brócoli, zanahoria, apio, elote, uvas, calabazas, chícharos y rábanos.

Huevos

Este es un caso de mucha controversia pues, aunque es mejor refrigerar los huevos para que se conserven frescos, se deben usar a temperatura ambiente para cocinar, sobre todo si se trata de repostería. Aunque pueda parecer complicado, lo mejor es entonces sacarlos del refrigerador una hora antes de usarse, no más. Es un buen compromiso para mantener su frescura y lograr los mejores resultados.

Aunque las puertas de muchos refrigeradores tienen compartimiento para huevos, lo mejor es colocarlos en la repisa de en medio y no en la puerta. Lo recomendable es mantenerlos en su cartón original por tres razones: para empezar, tendremos presente la fecha de caducidad; además, el cascarón de huevo es muy poroso y el cartón evita que absorba olores y sabores de otros productos; en tercer lugar, es mejor guardarlos con la punta hacia arriba para que la yema se quede en el centro, lo cual es más fácil de lograr si no se sacan de su empaque.

Los huevos ya rotos deben refrigerarse de inmediato en recipientes herméticamente cerrados. Si se trata de puras yemas, podemos cubrirlas con un poco de agua para que no se endurezcan, misma que se desecha cuando se vayan a usar. En este caso deben cocinarse en los tres o cuatro días siguientes. El mismo periodo aplica para huevos ya cocidos como tortillas o quichés, mientras que los huevos duros pueden guardarse por una semana. Si batimos los huevos, pueden congelarse y mantenerse así hasta por cuatro meses.

Carnes y pescado

Se congelen o no, deben conservarse en el empaque original pues cambiarlos puede aumentar el riesgo de contaminación. Si estos productos no vienen en una charola desechable, lo mejor es usar un plato para evitar que escurran y ensucien el refrigerador. La repisa correcta para guardarlos es la de más abajo. El tiempo máximo que puede mantenerse la carne congelada es nueve meses, mientras las aves enteras pueden guardarse por un año en el congelador. Los pescados grasos como el salmón se congelan hasta por 4 meses mientras que los blancos pueden durar el doble de tiempo. 

Guisados y sobras

Deben refrigerarse de preferencia en recipientes más anchos que profundos (para que se enfríen rápidamente) y herméticamente sellados. Los refrigeradores modernos permiten meterlos aunque no estén completamente fríos, aunque lo más seguro es hacerlo en las dos horas siguientes a su cocción.

Salsas, frutas, aceitunas o cualquier producto que haya sobrado en una lata debe pasarse a otro recipiente antes de refrigerarse. La mejor opción en este caso son los frascos de vidrio con tapa de metal.

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