Turn On the Bright Lights

Interpol 15 años después de su magnum opus

Turn On the Bright Lights

“Surprise, sometimes, will come around. I will surprise you sometime”


Ese es el núcleo lírico de la primera canción en Turn On The Bright Lights, “Untitled”. La voz de Paul Banks flotando en el aire, como si se tratara de la más onírica de las escenas de amor; un cuarto con la luz tenue, una mujer sentada en un sillón y una disculpa o una promesa que no son auténticas. Las guitarras deslizándose sobre una línea de bajo sacada del futuro, tal como se bromeaban Dengler y Banks, cuando decían que el disco debería llamarse Celebrated Basslines of the Future. Todo el disco por supuesto es una muestra de dominio sobre la armonía en el bajo, digna de las mejores líneas de gente como Peter Hook. No en vano tanto les acusaron de robar a Joy Division.

“Obstacle 1” confirma de algún modo que en aquellos días los neoyorquinos estaban tratando de rescatar un sonido perdido y menospreciado, que había quedado una veintena de años atrás congelado en las tiendas de discos, y que algunos entusiastas estaban tratando de revivir. Al final, lo lograrían.

Vale la pena poner en contexto que durante los primeros años del nuevo milenio, la música trataba con sensibilidades diferentes a niveles comerciales, parece ahora en retrospectiva que todas aquellas bandas que aparecieron durante esos años fueron una explosión sin control, a pesar de que en su momento, mientras lo vivimos, parecía que no estaba pasando nada, he ahí lo hermoso de la nostalgia.
Ésta última es es uno de los ingredientes principales en la música de Interpol, quienes ahora por la misma nostalgia, quince años después, han decidido celebrar su obra maestra haciendo una gira en la que interpretarán por completo el Turn On The Bright Lights.

Todo ha cambiado, sin embargo, el disco sigue siendo relevante; lo cierto también es que la banda ha estado estancada creativamente durante unos cuantos años, entregando materiales medianos que no se acercan a la fría energía de temas como PDA, repleta de frases increíbles, con una furia pasional casi frustrante, porque tenemos doscientos sillones donde puedes dormir esta noche.

Por supuesto, por el otro lado están aquellos que no consideran que este álbum haya sido novedoso o relevante, y probablemente dentro de ese universo donde se gestó dicho pensamiento, sea completamente justificado: hay que pensar que Interpol llegó en un momento a una generación que venía de escuchar en MTV a bandas como Korn y Limp Bizkit, que no habían experimentado a proyectos como The Cure o Echo & The Bunnymen en su pleno apogeo. Eran los hijos perdidos del mainstream, que no estaban satisfechos con ese enojo adolescente simplista y que buscaban algo mucho más sustancial, incluso poético o sobrio, y para todos ellos estaba Interpol.

15 años después, ya sin Carlos D y con un declive evidente, podemos apreciar aún mejor que en este caso es verdad que el pasado se ve más brillante cada año que pasa, y que la nostalgia está completamente justificada cuando Turn On The Bright Lights no sólo fue el mejor disco de Interpol, fue una pieza clave para entender la primera década de este milenio, un álbum que definió un sonido; la banda sonora de muchos de nosotros, las canciones que acompañaron noches tristes y primeros besos.

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