Modos de ver el tránsito y la migración
Microrrelatos audiovisuales sobre la migración, el tránsito del ser humano y las barreras que llegamos a colocar en el mundo son los que integran la exposición Modos de ver, un ensayo curatorial que nos invita a dejar de lado la inmediatez a la que la tecnología nos tiene acostumbrados para tomarnos el tiempo de ver videos de distintas duraciones, que exploran la perspectiva de ocho artistas y un colectivo sobre sus contextos.
Ubicada en el segundo piso de Capilla del Arte UDLAP, esta muestra es el resultado de la revisión del patrimonio de uno de los Fondos de Arte Contemporáneo más importantes del mundo (FRACS) y es también uno de los ejes temáticos que estructura BIENALSUR 2019, lo cual quiere decir que estuvo antes en otras sedes como Buenos Aires, sin embargo, los vídeos que integran esta exposición fueron seleccionados específicamente para Capilla del Arte.
Es así como la cuestión del territorio como un espacio de poder, de apropiación, campo de batalla o un sitio donde buscar un lugar en el mundo, se puede ver reflejada en todos los trabajos presentados en la exhibición, cuyo formato permite familiarizarse a ellos gracias a la similitud con la etapa digital que estamos viviendo. Quizá el más llamativo de ellos sea el de colectivo DEMOCRASIA, en el que se ve a un conjunto de jóvenes practicando parkour en el cementerio civil de Madrid, como una forma de mostrar la ausencia de interés por el pasado en el que hubo revoluciones que quedaron pendientes.
Modos de ver no se limita solo a la observación, también se involucra con los modos de atravesar el espacio, un ejercicio que se puede ver en las imágenes de la artista tunecina Zineb Sedira, quien a través de un trayecto desde el punto de vista de la ventana de un automóvil, muestra el recorrido de lo rural a lo urbano, tal y como lo miran quienes se trasladan día a día entre el norte de África y los sures Europeos.
Por otro lado, Bouchra Khalili también retrata la experiencia de migrar, pero lo hace desde la memoria individual, en un relato oral que da voz a quienes normalmente no la tienen: los migrantes que no siempre llegan a sus destinos. La artista marroquí se sirve del trazado sobre un mapa que muestra la ruta a través de África, la península arábiga y Europa.
Otra de las aristas de esta exposición es la configuración de las imágenes y su significado en la actualidad, tema que aborda en la primera sección de la muestra el alemán Harun Fraocki, quien a partir de la video-instalación La plata y la cruz cuestiona la forma en que un fenómeno mediático puede lograr que los espectadores ya no distingan una imagen real de otra que no lo es y cómo esto puede afectar a la historia audiovisual de una civilización.
De esta manera y sin perder de vista los espacios, la artista canadiense Kapwani Kiwanga centra su trabajo en la forma en que los paisajes se definen, a la vez que definen las identidades de quienes los habitan, por lo que se retrató a sí misma haciendo un acto que pareciera casi absurdo: intentando restituir el verde las hojas de una planta, limpiándolas, como un representación de los actos cotidianos, que pudieran parecer inútiles y sin embargo seguimos realizando.
A lo largo de la exhibición también están las miradas de Estefanía Panfiel y Fiona Tan, quienes por medio de imágenes, como fotografías, se refieren a los usos del espacio en zonas donde se instalan instituciones políticas; Annabelle Amoros revela las formas de control que vive una ciudad en la frontera, de forma cotidiana y sin percibirlas; y finalmente Jean-Christof Norman traza un puente entre la escritura, las palabras y las rutas posibles en el espacio urbano.
