Grandes lugares, grandes mujeres: Liz Espejo

La pasión detrás de Pan de Fuego

Grandes lugares, grandes mujeres: Liz Espejo

El pan ha sido el alimento básico de la humanidad desde tiempos ancestrales, sus elementos son el agua y la harina, una dualidad tan diferente pero a la vez tan complementaria como las energías masculinas y femeninas que nos conectan con la tierra, con el origen. Liz ha logrado equilibrar estas dos esferas a la perfección, no sólo haciendo su pan de verdad, como ella lo denomina, sino también en su personalidad:

“Me considero una mujer muy fuerte que se encuentra constantemente en la frontera de mi energía masculina y femenina, me muevo en ella sin gran problema.”

Para Liz Espejo, la autora detrás de Pan de Fuego, un taller artesanal dedicado a rescatar el proceso de hacer pan, “es hermoso y entendiéndolo en el amplio sentido de la palabra, es un trabajo intenso pero apasionante que involucra tiempo; el cuerpo se encuentra en una meditación en movimiento. El pan me encontró a mí, de manera intuitiva”.

Aquí elaboran pan casero con procedimientos antiguos de panificación. Fermentan con masa madre, un fermento salvaje en el que se hace un cultivo de levaduras y bacterias lácticas, todo el proceso de producción es hecho a mano con materias primas de la más alta calidad. La masa madre de Liz tiene 5 años: “se tiene que refrescar, es un ser vivo al que se le tiene que procurar alimento, la mía hasta nombre tiene, Madeleine”.

Liz estudió teatro y se dedicó 10 años a dar clases de yoga, pero su gusto por la gastronomía viene de generaciones atrás “la convivencia alrededor de la cocina siempre ha estado presente en mi familia, mi mamá fue restaurantera durante varios años y mi abuela cocinaba impresionantemente bien; siempre había una fiesta alrededor de la cocina, era lo que nos unía como familia, de ahí nació este gusto. Después comencé a hacer pan en mi casa, un trabajo lleno de cuidado y detalles, una balanza entre sutileza y trabajo fuerte. Me enganché y decidí que quería hacerlo de manera profesional. Por diferentes razones terminé en España en un taller de panadería artesanal, tras varios meses regresé en enero de 2015 y empecé a trabajar en Pan de Fuego”.

Y es que seguramente has probado este delicioso manjar en restaurantes, cafés y tiendas locales de la ciudad sin siquiera preguntarte de dónde viene el producto, actualmente distribuyen en distintos puntos de venta bajo pedido, pero en un futuro el sueño de Liz es desarrollar la cultura del pan, desde cuáles son los procesos, las manos que lo trabajan y lo que contiene.

“Quiero hacer consciencia del hábito de consumo. El hacer pan implica un trabajo físico, a tu ritmo de cuerpo, un oficio sumamente conectado con el reloj humano.”

Uno de sus grandes retos a nivel empresarial fue consolidar un equipo humano “encontrar gente que se sume a tu pasión y obsesión, personas cuidadosas, comprometidas con su trabajo. En la panadería no existe la perfección pero nosotras la buscamos cada día, no quiero sustituir manos por máquinas”.

En cuanto a la desigualdad de género, Liz nos platicó que eso va desde la educación, de los roles que en ocasiones tuvimos que cumplir en casa, incluso desde la diversión.

“La mujer está más en una postura de orbitar que de habitar. La validez tiene que venir desde adentro, me la doy yo antes. El humano tiene la fuerza creativa, de ser, de inspirar, sin importar si eres hombre o mujer.”

“Yo nos veo más como humanos, somos esta raza y todos tenemos las mismas capacidades y potencial. Para mí ser mujer es otorgarle al mundo fluidez y contención, darle la parte curva al día a día y con curva me refiero a estas líneas más suaves, que contienen, que integran.”

Desde pequeños nos tienen que educar a que si queremos saber algo, debemos buscarlo, hay que cuestionarnos todo en la vida. “Mi madre me enseñó a no comprarme roles, a no seguir un camino establecido, a más bien ser curioso y preguntarme ¿por qué?”.

Algunos de los proyectos que le inspiran a Liz son Marika Vera, una marca de ropa con importantes mensajes. Y Nancy Silverton haciendo pan en Los Ángeles, “ella habla de su obsesión por el pan, eso le dio descanso a mi espíritu”.

Lo que hace Liz para cambiar esta realidad en la que estamos inmersos es: “En primera, asumirme como una mujer independiente, capaz de ser responsable de mí misma, desde ahí partir y abrir camino para hablar con sustento, con libertad de acción y de pensamiento, eso se vuelve inspirador, más en un oficio mayoritariamente que va a los hombres y lo estás haciendo bien, eso es contagioso”.

Conoce más de Liz Espejo y su Pan de Fuego.

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