Girl Power Poblano: Mely Arellano

Entrevista con la periodista y editora de Lado B

Girl Power Poblano: Mely Arellano

Asumir el rol sin cuestionarlo ha sido la norma, pero en esta coyuntura considera que la reflexión ya es oportuna. “Nunca me había cuestionado qué me hace ser mujer”, afirma Mely Arellano. Pensar en los cuestionamientos que dejamos de hacernos porque culturalmente fuimos criadas de determinada forma nos limita en el proceso de entender por qué somos quienes somos.

Es periodista y feminista, y cree en la importancia de nuestras acciones para ser mejores como comunidad, como sociedad, para hacer un mejor país. Eso la define como mujer. Y sabe, eso sí, que le encanta ser mujer.

 

Mely Arellano en uno de los videos de Lado B

Mely Arellano es una de dos fundadores de un medio que desde el 2011 “cuenta el otro lado”. En el país de “no pasa nada”, aunque esté pasando, ella hace periodismo porque le apasiona y porque entiende que aunque en términos de justicia tal vez no haya ninguna consecuencia, en términos sociales sí los puede (y debe) haber.

LadoB es el espacio para visibilizar lo que existe pero se ignora, para darle voz a un montón de personas calladas a fuerza. De LadoB puede hablarse en femenino: el equipo base del medio son mujeres. Ernesto y Luis son, diría ella, “sus cuotas de género”. Hace 7 años Mely era la única mujer entre 6 hombres.

 

El equipo de Lado B

Ser mujer periodista en México: con decirlo basta para poner en perspectiva esa vehemencia suya. Sí, evidentemente es muy difícil ser mujer periodista y tratar de destacar porqué se está constantemente expuesta a una violencia sistémica, sin embargo ella no cree “que sea un asunto personal, pero sí arraigado del sistema heteropatriarcal, machín.”

En su afán por dar cobertura a lo urgente que se ignora, su trabajo está estrechamente relacionado y comprometido con el tema de género en sus formas y manifestaciones más bondadosas, pero también en aquellas que nos cuesta tanto nombrar: los feminicidios.

Considera que en el México de hoy aún no existe equidad pero sí mucho riesgo, porque “en todo lo que tiene que ver con ser mujer siempre existe un asunto transversal de inseguridad que está relacionado con el cuerpo”, y en ese sentido estima necesaria y urgente la sororidad –“una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo orientada hacia la búsqueda de relaciones positivas y alianzas con otras mujeres para contribuir a la eliminación de todas las formas de opresión social”– pues “en la medida en que nos queramos, nos cuidemos y nos protejamos entre nosotras, seremos más fuertes, creeremos más en nosotras mismas.”

Consecuente con sus ideas, no desestima la participación de las figuras masculinas –sean cuales sean nuestros conceptos de masculinidad– en el discurso, pero repara en la importancia de “que nosotras sepamos que tenemos espacios, espacios exclusivamente para nosotras, en donde sepamos que podemos recurrir a la otra”, en donde podamos sentirnos seguras.

Dar voz, sacar de la normalidad lo que es violencia, visibilizar, ser mujer, ser periodista. Ser ella, aunque hasta entonces no tuviera tan claro por qué, es lo que impulsa a Mely a seguir recorriendo un camino sin garantías en el que va dejando semillas a cada tranco, sola y acompañada, profesando que “el respeto al feminismo ajeno es la paz”.

Mely está del lado que a veces no alcanzamos a ver. Desde ahí es y desde ahí hace.

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