Creo que todos estamos de acuerdo en que somos un pueblo que encuentra placer en donde muchos otros solo contemplan adversidad. En la lógica de lo anterior, la idea de sortear las turbulentas aguas de la resaca parece una habilidad innata que todos en algún punto de nuestras vidas utilizaremos para hacer mas llevadero ese estado en el que somos un manojo de malestares.

Si bien apagar el fuego con más fuego podría sonar descabellado, Sinaloa nos regala otra muestra de lo poco convencionales que somos; “Su Majestad El Aguachile” y es que esta compuesto por una de las trinidades de la cocina mexicana mas veneradas; cebolla, chile y limón y como toda trinidad que se respete depende de la armonía entre sus partes.

Uno de mis Aguachiles favoritos se encuentra justo en el Centro de la ciudad de Puebla, en Pacú, un espacio que recientemente abrió sus puertas de la mano de Miguel Ugarte, que no teme en imprimirle carácter y experiencia a los platillos que componen su menú.

Mis imperdibles son el Aguachile rojo de camarón con pulpo, la tostada de ceviche de quelites y el Clamato Oax (habanero asado, chapulines y sal de gusano).

Luigi Tlachi Gutiérrez

Glotón de alto rendimiento

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